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Chinguen al Guapo

Viernes, 14 Septiembre 2012 00:14

Malditos aparatos para hacer ejercicio

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Desde entonces odio esos pinches infomerciales, cuando me desvelo viendo televisión intento a toda costa omitirlos. Comprendo como funciona la mercadotecnia, lo malo es que me dejé envolver por esos productos chafas, claro estaba en un momento vulnerable de mi vida, la cual por cierto arriesgué por hacer ejercicio con esos aparatejos del demonio.

Toda mi vida he hecho ejercicio, pero una desilusión amorosa me orilló estúpidamente a ejercitarme para volverme un hombre musculoso, ser actor de Hollywood, conductor de noticias de CNN y en el peor de mis escenarios, conductor de Sicom —ahora Puebla TV—, pues no comprendía por qué me habían dejado por un locutor de radio.

Pensé mil cosas: tal vez por la voz, tal vez por que él era“popular” y yo no, o porque yo carecía de talento y un buen cuerpo —cosa que por única ocasión me importó— entonces enloquecí y ante la falta de talento, pensé que lo primero era ponerme musculoso y después iniciaría mis clases de actuación y mi talento nato para la televisión mi impulsaría a CNN.

Tenía todo planeado para que a más tardar en un año estuviera fuera de Puebla, con un cuerpo envidiado y deseado al mismo tiempo, pero sobretodo para ser popular, para convertirme en tan poco tiempo en una sensación, en una celebridad, en una persona popular e importante, claro necesitaba empezar a sentar las bases.

Entonces a los pocos días de que decidí dar un viraje radical a mi vida, apareció frente a mis ojos la primera solución a mis problemas, la bendita televisión iluminó mi camino gracias a sus infomerciales de la madrugada.

“Está cansado de esas llantitas, ya no le quedan los pantalones, en los antros ni quién lo pele… Ya no espere más, ya no se someta a rutinas laboriosas y fastidiosas del gimnasio, ya no se someta a esas dietas rigurosas que ponen en riesgo su vida, pues Vikingaes su solución, con 20 minutos que haga de ejercicio en cualquiera de nuestros aparatos en un mes tendrá resultados”.

No lo pensé dos veces; anoté los números de teléfono, ni siquiera dormí, al día siguiente a primera hora llamé e hice dos encargos, un aparato que simula que estás remando y un airtonnerpara bajar los kilitos de más. Ambos aparatos me llegaron en menos de 48 horas y literal casi me sacan un ojo de la cara y mi vida.

Todos los días me despertaba a las 7 de la mañana con un gran entusiasmo para iniciar el cambio de vida, de cuerpo y de actitud. Jalaba ambos aparatos del infierno a la sala, encendía la televisión y le ponía en VH1, Telehit, Ritmoson latino, o Exa, para acompañar mis rutinas con música y no aburrirme por lo arrítmicas que resultarían.

Primero hacía mi rutina para tonificar mis bíceps y tríceps, la cual era en el aparato que simula el remo y posteriormente hacía una hora deairtonner pues tenía que quemar a como de lugar toda la grasa acumulada en mi abdomen y cintura, que no es por presumir pero sigue midiendo 65 cm.

Un día gracias al señor del gas y su estruendosa música, me percate que tenía una espía durante hacía ejercicio en mi departamento ubicado en el quinto piso de un edificio en la colonia Universidades, pues a lado hay otro edificio similar y las ventanas de los departamentos están paralelas, por lo que los vecinos podían fisgonear sin ningún problema.

Y en efecto, siempre una espía me andaba fisgoneando, entonces como entré en mi modalidad de guapo seductor, todos los días me daba a desear con ella: empujaba mi airtonner hasta la ventana, lo volteaba para darle la espalda a la televisión y quedar justo de frente a su ventana y empezaba mi rutina acompañada con una serie de muecas y caras “sexosas”.

Pero bueno, el remo diabólico —así lo titulé— fue el primer aparato de ejercicio en demostrar su maldad, pues al estar haciendo mi rutina, de pronto se zafó la banda metálica que daba la presión para hacer fuerza en el brazo y como si se tratara de una de las películas de Destino Final, me golpeó la cara dejando una marca en mi mejilla izquierda.

Maldito aparato del demonio me dejó marcado, tenía la cara rajada como los C uisillos o algún estereotipo del aborigen americano y por supuesto lo tiré a la basura, ni siquiera intenté arreglarlo pues su golpe en ese momento representaba una amenaza para mi futuro.

Me encabroné, estaba decepcionado porque ese pinche aparato me sirvió por dos meses. Sin embargo, no iba a detener mi sueño y mi futuro prometedor por un pendejo aparato chafa, pirata, culero, sin calidad. Lo único que hice fue agarrarlo a patadas, tirarlo a la basura y seguir con mi airtonner.

Entonces como ya era costumbre, jalaba mi airtonner hasta la ventana del departamento, abría las cortinas, ponía la música a todo volumen, e iniciaba mi rutina llena de erotismo y seducción —por varias semanas realicé el mismo procedimiento— pero un día habitual se convirtió en fatídico, algo salió mal y encima de que hice el oso frente a la pareja de mi espía, casi pierdo la vida.

Estaba entretenido en mi coordinación: pedales- corre- manubrio-jala con las manos- caras- para coquetear, de pronto escuché un ruido, no le tomé importancia, Luego sentí que un pedal me quedaba más largo que otro, tampoco le di importancia y por el contrario, intensifiqué el nivel de la rutina, pues mi nuevo cuerpo tenía que quedar listo en semanas, de acuerdo a mis planeaciones.

Y al mismo nivel en que se intensificaba la velocidad y la resistencia de mi rutina, también se intensificaba el molesto ruido que salía del airtonner, mi fan llevaba un buen rato mirándome, entonces yo estaba clavado en sus ojos, mi intención era coquetear pasara lo que pasara, sentía que ya estaba en el climax, cuando de pronto apareció la pareja de mi fan me observó con ojos de odio y al mismo tiempo como mirada tipo Diana Salazar, se rompió uno de los pedales y salí volando.

Gracias a que la ventana no estaba bien abierta pude sobrevivir, pues me quedé con medio cuerpo dentro de mi casa y medio cuerpo volando en el vacío del edificio, mientras mi fan y su pareja se reían de mí y lo peor del caso es que no me podía levantar porque tenía atorado en la espalda al airtonner, le tuve que gritar a mi hermano para que me rescatara, pero como el muy cabrón estaba dormido no escuchaba mis plegarias, hasta que por fin me escuchó, corrió en mi auxilio y después de burlarse de mí, me rescato.

Moraleja: Nunca crean en los productos que ofrecen los infomerciales, son pura mercadotecnia.

¡Claro!, chinguen al guapo