Thursday, 25 de April de 2024

El Puente Romano

Jueves, 23 Mayo 2013 06:53
Juan Carlos Fernández

Y yo maté al principito

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Ese gran libro, aunque pequeño de tamaño era algo así como “obligatorio” cuando yo estudié la primaria. El carisma de su personaje y la facilidad con que se entiende a su autor (para mí esos son los grandes escritores) le quitaban esa obligatoriedad que vuelve a los textos tediosos y lo hacían parecer una oferta de ilusiones.

No sé si sea un tema incluido en la educación primaria actual, no lo veo entre los pendientes de Elba Esther ni algo capaz de conmover a Chuayffet, pero ojala siga vigente entre los verdaderos maestros de educación básica de este país.

Se ve desde diferentes maneras, hay quien piensa que es un libro que hizo un adulto para los niños, y también aseguran que lo hizo un niño para los adultos. Lo cierto es que lo pueden leer con entusiasmo unos y otros.

Hace algunos días escuché a la periodista Mariana H. decir que es un libro que se debe leer varias veces durante la vida y con el paso de los años se le va viendo de diferente forma. Nada más cierto que eso.

Existe la traducción de la obra a varias lenguas, y ediciones hay de todo tipo, de todos los tamaños y de todos los precios. Yo la versión más padre que encontré se la regale a una mujer tan fantástica como la obra.

El corazón del principito, su bondad y su capacidad de amistad lo hacen entrañable es algo así como el negativo de “El Príncipe” de Maquiavelo. Algunas frases que apunte de la obra de Antoine de Saint-Exupéry aquí las transcribo:

-“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.”

-“Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo”

-“Todas las personas mayores fueron al principio niños. (De algunos dirigentes sindicales lo dudo, por físico y proceder)

-“Pero nosotros, que comprendemos la vida, nos burlamos de los números.”(¿Esta no te parece fabulosa?)

-“Es una cuestión de disciplina, - me decía más tarde el Principito -. Cuando por la mañana uno termina de arreglarse, hay que hacer cuidadosamente la limpieza del planeta.”

-“Se debe pedir a cada cual, lo que está a su alcance realizar.”

FUI  YO

Los niños de ese tiempo sabíamos que Antoine de Saint-Exupéry era un piloto de la aviación francesa, además de escritor, un día había subido a su avión y había desparecido para siempre en el cielo, al igual que su personaje. Que quizá su avión había aterrizado en el asterisco B612 donde cuidaría de la rosa y los volcanes.

Además de su desaparición no se sabía más de él con certeza. No había datos con que afirmar su destino. Muchos años después un pescador encontró una pulsera que había pertenecido a Exupéry.

Hace unos años un alemán de 88 años en ese momento reveló el secreto: Yo maté al Principito. Sucede que Horst Rippert, un reconocido comentarista de deportes de Alemania (Imagínense al Joserra o a Sonny Alarcón) reconoció ser el autor de tal desgracia.

¿Porqué había guardado el secreto 64 años? Fue la primera pregunta que le hicieron. Porque nadie habría creído en mi nunca como comentarista de deportes, palabras más palabras menos fue su respuesta.

Dos franceses, un busca-aviones de la 2da guerra y un submarinista, en sus investigaciones llegaron hasta Rippert, un excombatiente de la fuerza aérea alemana, quien sintió que era el momento de develar su misterio y no llevárselo a la tumba.

Según declaró el ex piloto, Exupéry era un aviador-autor de historias de el aire, y todos los pilotos de su época lo admiraban, y lamentaron su muerte aun siendo del bando enemigo. El lo derribó el 31 de julio de 1944 en un vuelo de reconocimiento que sería el último en un Lightning P38.

"Fue después cuando supe que era Saint-Exupéry. Yo esperaba que no fuera él, porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los adorábamos". Declaró con nostalgia asegurando que si hubiera sabido que ahí viajaba El Principito lo habría dejado escapar.

Los expertos franceses compararon bitácoras, testimonios y fechas. Fascinados no pudieron más que aceptar la versión del germano.

No recuerdo que en México en las noticias se le diera ninguna importancia a la nota hace 5 años, no sé si la educación primaria actualizo el dato.

Desde aquí un pequeño homenaje al gran Antoine de Saint-Exupéry quien por cierto concibió su principal obra en New York, por lo que nuestro héroe El Principito también tiene algo de gringo.

p.d. Y recuerden la clásica: “No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.