¡Comparte!

El amor por los caballos en la vida de Elena Larrea llegó desde muy temprana edad, sentimiento que más tarde la llevaría a convertirse en una de las activistas más importantes en el país y dejar un legado que seguramente perdurará con los años.

De acuerdo con lo que ella misma narró, el primer acercamiento que tuvo con un equino fue al año de nacida, y a los 5 años aprendió a montar. 

Posteriormente, a los 14 años tuvo su primera competencia profesional de adiestramiento con caballos, en la cual logró posicionarse como campeona nacional.  

“Los caballos tienen voz y somos nosotros”, el legado de la activista Elena Larrea
Elena Larrea de bebe en un caballo. Creditos: Especial

Sin embargo, su vida dio un giro cuando decidió abandonar las disciplinas ecuestres, al percatarse que su única convivencia con estos animales era en dicho deporte. 

Elena Larrea se preguntó si “ese caballo es mi compañero o mi esclavo”, lo que la llevó a convertirse en activista en pro de los animales.  

MANTENTE AL DÍA CON TODO LO ÚLTIMO EN NUESTRO CANAL DE TELEGRAM  

Tras estos cuestionamientos nació el santuario y centro de jubilación para equinos “Cuacolandia”. Con el objetivo de regresarles lo que los humanos les arrebataron: su libertad. 

En vida, la activista comentó que no estaba en contra de las disciplinas ecuestres, pero quería que los jinetes brindarán prioridad al bienestar de estos animales. 

Cuacolandia marcó un precedente en el bienestar de los caballos  

El 18 de marzo del 2019, el santuario “Cuacolandia”, que fundó la activista Elena Larrea, realizó su primer rescate. 

Se trató de 42 caballos que eran utilizados para jalar las famosas calandrias enAcapulco, Guerrero, actividad que estaba prohibida desde el 2014. 

En esa fecha comenzó la lucha de Elena para frenar los actos de crueldad hacia los caballos, que son vistos como animales de trabajo.  

Tiempo después, la también modelo comenzó a trabajar de la mano con entidades gubernamentales para decomisar ejemplares en víctimas de maltrato y crueldad extrema. 

Es así como Cuacolandia recibió a lo largo de su historia a más de 300 equinos, mulas, burros y ponis víctimas del abuso y explotación laboral por parte de los humanos. 

“Los caballos tienen voz y somos nosotros”, el legado de la activista Elena Larrea
Elena besando a Mila. Creditos: Especial

Por si fuera poco, a la dura lucha de Elena Larrea y Cuacolandia para darle voz a los equinos, se sumó la llegada de la pandemia en 2020. En aquella época el santuario estuvo a punto de quebrar. 

En sus testimonios, Elena contó que por la situación no podía mantener más este sitio. Aunque se endeudó y vendió algunos bienes, simplemente ya no sabía cómo obtener más dinero. 

Incluso, estuvo al borde de cerrar definitivamente Cuacolandia. Pero un amigo le dijo que seguramente ella podría generar muy buenos recursos en la plataforma Onlyfans. 

Afortunadamente, tuvo mucho éxito en la página azul. Desde que comenzó a vender contenido para adultos, rescató a más de 35 caballos en menos de un año. 

Elena Larrea tenía la misión de cambiar al mundo y lo logró antes de su partida  

Este 20 de marzo se dio a conocer la muerte de la activista Elena Larrea, quien deja un gran legado y un enorme precedente en el bienestar animal. Su lema fue que “los caballos tienen voz”, y ella siempre luchó por que se escuchara fuerte y alto. 

Con esta gran labor, la fundadora de Cuacolandia tuvo que enfrentar problemas con autoridades, así como lidiar con posturas machistas. 

No obstante, logró su cometido y pudo visibilizar y hacer notar que los equinos son seres sintientes y no solo máquinas de trabajo. 

Frases como “Quiero dejar el mundo mejor de lo que lo encontré” es el legado con el que generaciones recordarán a Elena Larrea. Sin duda la activista se convirtió en un ángel para decenas de caballos. 

“Los caballos tienen voz y somos nosotros”, el legado de la activista Elena Larrea
Elena Larrea con caballos de fondo. Creditos: Especial

 Te puede interesar: