La necesidad de federalizar los Servicios de Salud surge de la necesidad de contar con mayor infraestructura, mejores sueldos y salarios para el personal de la salud.
Actualmente, este esfuerzo ha implicado inversiones en equipamiento de primer y segundo nivel de atención, dignificación de espacios, contratación y basificación de personal.
Sin embargo, esto se ha dado en estados pequeños, donde el gobierno estatal como el de Colima, Nayarit, Tlaxcala y San Luis Potosí han cedido su|s arcas estatales de salud para ser manejadas y controladas por el IMSS Bienestar; si bien ha sido un avance importante para los trabajadores de salud de dichos estados que se encontraban bajo el esquema de contratos, y donde la federación a través del IMSS Bienestar ha decidido en qué hospitales invertir, mejorar y comprar equipamiento, significaría hasta el día de hoy un nuevo avance en los Servicios de Salud Estatales de aquellos estados.
Pero Puebla es un caso especial, y no es para menos, pues a diferencia de otros estados, Puebla es el cuarto estado más grande del país, mismo estado donde la delegación de Puebla, a cargo de María Aurora Treviño no ha podido gestionar la construcción del hospital de San Alejandro, pero ya no digamos construir, mínimo dar a su único hospital de segundo nivel estatal HGZ20, popularmente conocido como “La Margarita”, la infraestructura adecuada y mantenimiento. Ya no hablemos de expansión, no hablemos de remodelación si no del simple mantenimiento que requiere el Hospital Regional de Zona 20 como el mantenimiento de elevadores, que en los últimos meses se han caído o se han trabado dejando a trabajadores atrapados, o aquellas tuberías que se fracturan en medio de los estériles quirófanos que, dicho sea de paso, ya de por sí están muy sobresaturados.
Todo esto representa y pone en duda la capacidad de dirigir una delegación federal en el estado de Puebla, ya que este cargo no sólo representa buenos deseos a los derechohabientes y tomarse la foto en las giras por el estado con Zoé Robledo, director general del IMSS.
Ya que no es lo mismo ser un médico especialista de una rama médica, que estar a cargo de una Jefatura Delegacional Estatal del IMSS, con poca experiencia administrativa, jurídica y política, donde incluso la misma delegación de Puebla no se ha manifestado ni encontrado huellas de corrupción de la “remodelación” del Hospital de San Alejandro en el periodo delegacional del exrector de la BUAP, Enrique Doger, parece ser que los sismo de 2017 no sólo acabaron con el hospital, si no también sepultó toda la corrupción de las “remodelaciones” de Enrique Doger, que por cierto andaba muy desaparecido hasta que últimamente se le ha visto buscando cobijo en el presidente de la cámara de diputados federal, Ignacio Mier. No se sorprenda si el próximo sábado en el informe de labores de Nacho Mier, como presidente de la Cámara de Diputados, aparecen varios priistas de la vieja guardia de la corrupción poblana.
Sin embargo a pesar del tema político, preocupa que los servicios de salud de Puebla quieran federalizarse, pues en Puebla hay alrededor de 56 hospitales y ceder el manejo de los mismos, en recursos e infraestructura, es preocupante ante la poca aptitud de la delegación IMSS en Puebla, que hasta el día de hoy no cuenta con la capacidad de tomar decisiones federales firmes y convincentes en la entidad, en beneficio de las y los poblanos.
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