El desecho de sangre y carne en el alcantarillado y la barranca de Lomas de San Jerónimo —que deriva en una peste altamente dañina para los vecinos—, es causado por los rastros clandestinos de Puebla que operan en los alrededores.
Desde hace décadas, los habitantes de esta colonia, en la zona norte de la ciudad de Puebla, han padecido de enfermedades respiratorias y de una baja calidad de vida, contaminación que consideraban que era provocada por el Rastro Municipal.
Sin embargo, el director de Industrial de Abasto, Miguel Ángel Estrada Calderón indicó que ellos no son responsables de esta difícil situación que afecta a los vecinos. El agua utilizada en el rastro recibe un tratamiento especial, ya que dicho líquido es utilizado para el riego.
Lo mismo ocurre con el manejo de los desechos de animales sacrificados, mismos que utilizan para generar composta en la parte trasera del rastro. Ahí “en seis semanas degradamos todos los esquilmos y a ese producto le quitamos el amoniaco”, para reutilizar esta tierra en las campañas de reforestación del Ayuntamiento de Puebla.
En entrevista a CENTRAL, Miguel Estrada expone que esta composta no desprende gran aroma, como tampoco sucede con el tratamiento del agua, empleada para lavar los cuerpos de los animales sacrificados.
Industrial de Abasto ha notado la mezcla de agua y sangre en el drenaje de la población, desde que la administración actual tiene un acuerdo con Agua de Puebla y la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (Smadsot).
Y no toda la sangre que hay no es culpa del rastro, cuando ahorita sabemos que no vertimos nada, o vertimos ningún tipo de gota de sangre a un drenaje público, ya que nuestra planta tratadora está funcionando”.
¿Entonces, porqué hay desperdicios de animales y sangre en el alcantarillado y la barranca de Lomas de San Jerónimo? El director responde de manera tajante: son los rastros clandestinos de Puebla, que operan en los alrededores.
Ha sido un problema desde muchos años. A veces en el rastro, es sumamente específico el respetar las normas, y a veces, por respetar las normas como es, generó que la gente tuviera miedo a que le decomisaran su producto (…) ¿Qué hacían? Irse al clandestinaje, donde sabía que no iba a tener problemas de que le quitaran (la carne)”.
Estos negocios han operado desde mucho tiempo. Subraya que durante cinco años, el rastro no daba carne de res, y “en la ciudad de Puebla nunca nos faltó carne. Entonces, ¿de dónde proviene esa carne, de dónde era?”.
Población deben denunciar los rastros clandestinos de Puebla: Miguel Estrada
Según Miguel Estrada, los desechos cárnicos terminan en el alcantarillado y en la barranca de San Jerónimo. Esto debido a que los rastros clandestinos de Puebla no tienen protocolos ni equipamiento para el tratamiento de estos desperdicios. Aunque asegura que desconocen la ubicación exacta de estos espacios, subraya que existen esfuerzos para contenerlos, pues en febrero la Smadsot clausuró algunos.
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Destaca que la existencia de estos sitios no solo significa un riesgo por la contaminación que generan en San Jerónimo. También por los peligros de ingerir carne que no está certificada y que tampoco recibe un tratamiento adecuado.
Las principales enfermedades que un consumidor podría adquirir son la rabia, tuberculosis, leptospirosis y cisticercos, por mencionar algunas. “Nosotros somos un país que consumimos la víscera, y si no viene inspeccionada, puede venir con parásitos que también pueden transmitirse al nombre”.
Miguel Estrada hace un llamado a los vecinos de San Jerónimo y a la sociedad en general, si concen de rastros cladenstinos deben denunciarlos ante la Fiscalía General del Estado (FGE). Esto servirá para frenar el desecho de productos cárnicos, que día a día afecta a los más de tres mil habitantes de ese barrio.
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