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Dice un sabio y muy gandalla refrán “Para mis amigos los favores y para mis enemigos la Ley”. Así funciona la política y casi toda la administración pública de este país. Cuando me conviene, es de “mi grupo o mi gente”, o lo manda el patrón está bien. La Ley vale madre, pero para joder al susodicho de turno siempre se encuentra el vocablo, reglamento, circular o recorte presupuestal adecuado de turno.
Hace unos días Andrea Benítez, hija del titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), tuvo a bien mandar a clausurar un restaurant de la Condesa en la Ciudad de México por el simple hecho que no le asignaron la mesa que ella quiso en la terraza del lugar, y dejar esperando a otros clientes que estaban antes que ella.
EL ¿NUEVO? PRI
Da pena que el PRI regrese con los mismos vicios de siempre, aunque hay que decirlo, el abuso burdo y tonto del poder en México no es exclusivo de ningún partido, ni del nivel federal, pero si los tricolores son como algo así como quienes tienen la patente del asunto.
En mi casa siempre se decía “Que la educación se mama”. Ahora que no digan que el Procurador del Consumidor estaba recién operado y ajeno a esto. Si él estaba convaleciendo ¿Quién dio la orden? ¿O nuestras instituciones son para los hijos de papi? Si Humberto Benítez no sabía estamos peor que nunca.
Como diría el sabio de Juárez, pero ¿Qué necesidad? No pueden los hijos de funcionarios pasar inadvertidos y ahorrarse el escándalo mediático de una tontería. Que chafa sigue siendo nuestra clase política cuando no entiende que sus privilegios deben ser cada vez son menos notorios.
No parece que esto vaya a tener ninguna consecuencia real, ya que el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, no hizo más que alabar al” Profeccocurador” y establecer que el mismísimo Presidente de la República le había encargado una investigación del caso. ¿Hay algo que investigar? Es evidente lo que pasa ¿O no?
Me parece que Enrique Peña Nieto debería ejemplificar con acciones, y dedicar los recursos y el tiempo a investigar cosas más trascendentales para el país, pero es evidente que este Benítez quien fuera Procurador de la República en tiempos de Salinas, tiene asegurado una posición y sus respectivos viáticos durante todo el sexenio.
Que mala suerte para el restaurant que tuvo la desgracia que llegara esta mujer y no otra a esperar mesa, lo que nos demuestra que los sellos de clausura en un negocio pueden ser la consecuencia de intereses o motivos personales, y no el cumplimiento del reglamento que es solo el pretexto útil del momento.
Seguramente habrá quienes piensas que si una niña fresa hija de papi puede clausurar un restaurante nada más porque no le gusto que no hicieran las cosas en el tiempo y forma deseado por ella, porque ellos no tendrán derecho a hacer lo que les dé la gana, también fuera de la ley.
Si somos muchos y tenemos causas que reivindicar, y pedimentos para la educación nacional trascendentales para la nación, mucho más que la ida a cenar de la bien llamada “Lady Profeco”, quien dice que no deben encapucharse y tomar las instalación de la Rectoría de la UNAM.
La acción de la Ley a modo personal y discrecional es tan triste en el caso de la UNAM como en el de la PROFECO. En el año 1999 la UNAM estuvo sin clases durante 9 meses. Después de este triste embarazo o mejor dicho aborto Ernesto Zedillo se decidió y bastaron horas de un operativo sin consecuencias para despejar la casa de estudios, o lo que debería ser esto.
En el actual 2013 los encapuchados que habían tomado Rectoría hicieron un abandono “hormiga” de las mismas. Uno a uno y con el mayor sigilo abandonaron las instalaciones sin decir ni pío. Seguramente sabían que no podrían aguantar lo que se les venía encima y entregar mediante un acta las instalaciones como que no es el orden con el que sueñan estas barras bravas de la educación.
Percibí en todos los medios nacionales la justificación de estos y de periodistas líderes de opinión donde se planteaba mucho la intervención policiaca y el uso de la fuerza en el asunto, lo que a mi particular punto de vista debe hacerse durante la primera hora de ocupación en un Estado de Derecho, algo tan discurseado en México y tan poco llevado a al realidad.
Estoy convencido que el Gobierno Federal no tardaría en actuar, sus voceros estaban mandando señales claras. Creo que a los encapuchados, esa forma de protesta muchas veces sin fundamento, alguien les aviso algo, y de ahí su abandono.
En un país de leyes no existiría ni Lady Profeco ni los encapuchados de la UNAM. Si estos asuntos se resolvieran rápida y firmemente sin posturas de partido o conveniencia, nadie más se atrevería a actuar así.
“Quien vea como le cortan una mano al ladrón, no robará para tener dos manos. El ladrón tampoco pues querrá mantener la que le queda.”