Alerta de violencia de género, qué falló

Por Facundo Rosas / /
Alerta de violencia de género, qué falló
Foto: Central

En abril del año en curso la Secretaría de Gobernación del gobierno federal a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) emitió la Alerta de Violencia de Género en 50 municipios del estado de Puebla; desde entonces la situación en la materia lejos de mejorar, ha empeorado.

Un ejercicio de análisis comparativo por periodos similares indica que tras 6 meses de trabajo y la intervención de 4 administraciones, el número de feminicidios en la entidad poblana se incrementó en 114% respecto de 2018, al pasar de 14 casos de abril a septiembre del 2018 a 30 eventos en el mismo lapso de 2019.

Otros dos delitos que reflejan la problemática son la violación simple, que disminuyó 6% y la violación equiparada que subió 29% en el mismo periodo.

En cuanto a la violencia familiar, ésta se incrementó en 32% en el mismo lapso.

El acoso sexual subió 176%, el hostigamiento sexual aumentó 36%, mientras que el abuso sexual se incrementó en 17%.

Es decir, de los 7 indicadores analizados únicamente la violación simple disminuyó en un dígito.

 

Si recurrimos a un análisis espejo, comparando los 6 meses transcurridos desde el inicio de la alerta (abril-septiembre 2019) con los 6 inmediatos anteriores (marzo de 2019-octubre 2018), el incremento en feminicidios fue de 7%, al pasar de 28 a 30 casos.

En el mismo lapso la violación simple disminuyó 10%, mientras que la violación equiparada subió 7% entre dichos periodos.

Respecto de la violencia familiar, esta se incrementó 32% en el mismo lapso.

El acoso sexual subió 50%, el hostigamiento sexual aumentó 76%, mientras que el abuso sexual se incrementó en 23%.

Al igual que en el análisis comparativo, de los 7 indicadores únicamente uno disminuyó (violación simple) entre un periodo y otro.

Un análisis comparativo de los primeros dos meses de la actual administración comparados con los mismos del año pasado, indica que los feminicidios se incrementaron en 50%, al pasar de 6 entre agosto y septiembre de 2018 a 9 en el mismo lapso de 2019.

Sin embargo, en la modalidad de análisis espejo los feminicidios disminuyeron 18%, al pasar de 11 entre junio y julio de 2019 a 9 entre agosto y septiembre del mismo año.

Si el análisis se realiza sobre los municipios que fueron incluidos en la Alerta de Violencia de Género, el acoso sexual y la violencia familiar registraron movimientos al alza, con 37% y 19% respectivamente; el feminicidio y la violación equiparada no registraron cambio alguno, mientras que la violación simple descendió en un 30% (Central 23 octubre 2019).

Los resultados obtenidos a nivel estatal y de los municipios seleccionados indican que no hay avances significativos que presumir, por lo menos en los indicadores que podrían servir para dar seguimiento y evaluar periódicamente las acciones contempladas en la Alerta.

No debe perderse de vista que hasta ahora este mecanismo adolece de un sistema de indicadores cuantitativos y cualitativos, así como metas y protocolos homologados aplicables a las 19 entidades federativas que cuentan con Alerta.

En el caso particular de Puebla, valdría la pena revisar si el diagnóstico que sirvió para emitir la Alerta de Violencia de Género tuvo los elementos de información y la metodología que permitieran incorporar a los municipios correctos y los indicadores básicos, así como las fechas de cumplimiento de las 45 recomendaciones que deberían atender las instancias estatales y municipales.

Con mayor razón si el documento base de la declaratoria fue realizado en dos administraciones (una de menos de dos años y otra de menos de un mes), puesto en marcha en otra y una diferente será la responsable de informar de los avances en los próximos días. Es decir que entre el diagnóstico y el informe de cumplimiento han pasado 4 responsables del Ejecutivo estatal.

Como lo mencioné en este mismo espacio el pasado 22 de mayo, tratar de resolver el problema del feminicidio y los delitos vinculados con la violencia en contra de las mujeres solo con acciones reactivas de carácter policial o mejorando los espacios públicos, así como con más casas de justicia o garantizar la reparación del daño, no será suficiente.

Va a necesario ir más hacia atrás en el proceso y priorizar la prevención social y situacional del delito, interviniendo en el tejido social y en los mismos hogares para atacar de raíz la violencia familiar, de donde deriva por lo menos el 80% de los feminicidios.

Además de mejorar el perfil de los servidores públicos que atienden a las víctimas, en particular los que fungen como primer punto de contacto, lo cual no solo consiste en otorgarles una mejor capacitación, sino buscar una verdadera convicción que por fortuna en Puebla hay muchos.

Sin duda que también habrá que poner atención a los aspectos administrativos ya que los recursos económicos siempre serán finitos y habrá que justificarlos ante las instancias correspondientes, en este caso a la CONAVIM que en breve exigirá cuentas.

Versión no contada. Si de violencia contra las mujeres y feminicidios se trata, no estaría mal que escritores e historiadores se dieran una vuelta por el inmueble que fue sede de las secretarías de la Contraloría y de Seguridad Pública entre 2012 y 2016 por el rumbo de Xonaca.

A lo mejor encuentran huellas reales de lo que ahí sucedió en los tiempos que inspiraron la novela que dio vida a la película de “Arráncame la vida” o por lo menos se encuentran con el fantasma de una niña que, según cuentan, todavía sube y baja la serpenteante escalera propia de una telenovela.

 

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