Los compañeros de pasillo en el Altiplano

Bien dicen que Dios los hace y el diablo los junta.

Fueron grandes amigos, cómplices. Uno maestro del otro. Estaban mimetizados. El maestro lo quería como si fuera su hijo.

Después de conocer sus más oscuros secretos vino la separación, la ruptura y aunque intentaron disimularla, aunque quisieron hacer creerle a la gente que todo seguía cool con ellos, al más chico se le fue la lengua.

Ya sabemos que eso de la inteligencia emocional no es lo suyo, soltó la sopa, cantó, desembuchó y al final acusó a su maestro de traición. De haberlo vendido, entregado o no luchar por él.

Los dos son símbolo de corrupción en Puebla. Son indeseables en el estado. Sí y la vida, esa vida de excesos, el destino los volvió a juntar. Mario Marín y Javier López Zavala se encontraron en el Altiplano.

Son compañeros de pasillo, se saludan de celda a celda. Solo los separa ese angosto pasillo. Han vuelto a platicar, a ser amigos. Salen juntos a tomar el sol en uno de los partidos del penal, platican de todo.

Recuerdan cuando eran los más poderosos del estado, cuando hacían el 1-2 e insisten, uno al otro, se engañan, se hacen creer que están encerrados ahí injustamente. Juran que son presos políticos, pero cuando salgan volverán a la política y a las andadas.

Uno ya prometió ser gobernador de Puebla, ahora sí, y le prometió al otro ser su secretario de Gobernación. En fin, ya no les queda más que soñar, aunque creer que son inocentes está de sociópatas.

Los amantes del poder

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Yonadab Cabrera Cruz

Yonadab Cabrera Cruz

Inició como reportero en 2007 y ha cubierto temas políticos, de medio ambiente así como sociales. Cuenta con dos maestrías: la primera de ellas en Mercadotecnia y Publicidad y la segunda en Desarrollo...