¿De verdad alguien le creyó a Barbosa su discurso anticorrupción?
¿Neta alguien le creyó que era el paladín de la justicia?
¿En realidad promulgaba con los ideales y preceptos de la 4T?
¿Fue de la 4T?
No, no, no, y no. Todo alrededor de Barbosa y él mismo siempre fueron pura simulación.
Basta con tener un poco de memoria de largo plazo, para saber que el señor era todo menos un “angelito”.
Ahora puedo decir que el tiempo me dio la razón. Fuimos pocos los que nos mantuvimos congruentes en señalar los excesos del señor, solo había que voltear al pasado para saber que era lo que precisamente no queríamos para Puebla.
Ahora deja otra deuda por 722 millones de pesos, sumada a la de Accendo Banco de 600 millones. Y las que todavía faltan por saber. Yo creo que si le rascan a Infraestructura también encontrarán desfalco, obras mal ejecutadas.
Y ni qué decir en Administración, con licitaciones amañadas y de las cuales muchos de los secretarios fueron testigos. Es más, sé que más de uno acusó ilusamente las mañas de Teresa Castro y Jesús Ramírez Díaz.
“Ahí no te metas, ni le busques porque los problemas serán conmigo”, fue la respuesta que recibieron aquellos secretarios que en su momento quisieron denunciar las irregularidades en las licitaciones de sus dependencias.
Y no entiendo cómo mucha gente se dejó llevar por la “transparencia” de Barbosa. De aquel cacique que tuvo secuestrado al PRD por décadas.
De aquel que se benefició con contratos de obra pública en el gobierno de Peña Nieto. De aquel que era conocido en el Senado como “El rey de los moches”. Esa historia es imposible borrarla.
Pero aún se puede rescatar parte del dinero que seguramente se robaron del estado. Ojalá que haya investigaciones contra María Teresa Castro Corro porque el quebranto a las finanzas del estado no se puede quedar así.
Y si no, pues que embarguen a Charito.
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