Una gran reflexión para la humanidad ¿qué no queremos pensar?

Es curioso que un evento tan importante haya pasado como una noticia del montón, el anuncio por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y posteriormente replicado por nuestro país, indicando el final de la emergencia sanitaria por COVID – 19 debió ser más que una declaración un evento sin precedentes porque es una gran victoria para la humanidad que hace algunos años se sentía derrotada, y aunque este virus no ha desaparecido, el formalizar que podemos seguir nuestras vidas porque la situación está bajo control no sólo debe ser un motivo para celebrar, sino también para meditar.

Inicio mi reflexión preguntando ¿Qué nos deja amigo lector para usted y para mí la experiencia post – COVID 19? Recuerdo en el 2019 la incertidumbre que como humanidad vivíamos y la histeria que se respiraba por esta gran pandemia que puso de rodillas al mundo.

Citaba en mi columna en el 2019 como las potencias más grandes del planeta habían quedado sometidas ante un ser microscópico que nos hacía reflexionar acerca de lo insignificante que podemos ser ante la naturaleza y lo vulnerable de nuestra estructura social. La cual nos hacía pensar que los seres humanos habíamos construido un orden como “dueños” de este mundo pero que éste en realidad va en una dirección opuesta a la que debería ir y que en tan sólo unos meses perdimos todo aquello por lo que luchamos en nuestras vidas. Dinero, poder, estatus y más ¿de qué sirvieron ante el COVID – 19?

Cuando el virus empezó a mutar inexplicablemente de una forma tan rápida que desconcertó a los científicos, la idea de un posible exterminio paso de una teoría a una realidad y más cuando en nuestro país poco a poco la ocupación hospitalaria fue rebasada. Pienso en tantas personas que fallecieron en autos o en sus casas esperando la oportunidad de ser ingresados a un hospital o de recibir un tanque de oxígeno por la insuficiencia respiratoria que vivían.

Gracias a los avances de la tecnología e investigación, los países desarrollados pudieron fabricar vacunas y rápidamente se autorizaron los usos de emergencia para vacunar a sus poblaciones mientras que los países subdesarrollados nos tuvimos que conformar con la simple esperanza de que existía una vacuna y que sólo era cuestión de tiempo para que ésta llegara a los demás países.

Por un acto de auténtica e inexplicable generosidad, estas potencias enviaron vacunas a los países sub – desarrollados y fue así como nuestro país tuvo las primeras dosis, existía en el aire el rumor de que México podría tener su propia vacuna, la llamada Patria, misma que sigue siendo una promesa porque incluso le dimos prioridad a traer un biológico de Cuba que propiciar todo para que fuera nuestra propia vacuna la que se administrara entre los mexicanos.

Recuerdo las filas interminables para la vacunación y el caos inicial para registrarse en plataforma. Tanto niños como personas de la tercera edad sufrieron en esas jornadas con más de la mitad del día formados para poder recibir la vacuna. Nuevamente un tema que no fue bien planeado por las autoridades porque crearon una logística que fácilmente fue rebasada y nunca se aprendió la lección, porque en cada jornada los asistentes vivieron los mismos problemas.

Pienso también en aquellos países de tercer mundo que recibieron hasta muy tarde sus lotes de vacunas, poco se pudo hacer al ser tan pocos países los que las producían y al ser una demanda mundial, nuevamente estas naciones hundidas en la pobreza sumaron el desabasto de vacunas como un problema más a las carencias en las que viven.

Y al final, la esperanza si aprendemos la lección

Son tantas las historias que podría seguir compartiendo, pero también hay que citar aquellas llenas de luz que sembraron esperanza en las personas como el uso de los medios digitales para conectarnos de mejor manera rompiendo así el paradigma de que la digitalización era la causa de nuestra deshumanización. La pandemia nos demostró que es la falta de interés en nosotros para establecer una comunicación y no un asunto de herramientas digitales.

Nuevas formas de economía y comercio se implementaron brindando mayores oportunidades a empresarios y emprendedores para crecer y ¡qué decir de la educación! El e – learning se convirtió en una realidad y esta pandemia fue ese gran empujón para que el sector educativo diera este gran paso que sin duda ha marcado el futuro en este tema.

Son tantas cosas las que tenemos que aprender y reflexionar como familia, sociedad y país, que no quiero terminar la columna de este día hablando de cómo en muchos aspectos pareciera que la pandemia no existió porque hemos vuelto a las guerras, a la violencia y más, prefiero invitarle amigo lector a celebrar esta victoria para la humanidad y cerrar este capítulo en nuestras vidas (sin que con ello le invite a bajar la guardia ante posibles contagios por COVID – 19) con una lección aprendida, ¿qué nos deja esta pandemia?, ¿en qué cosas podemos mejorar como familia, sociedad y país? No es un punto de pesimismo citar que ésta no será la última pandemia que vivamos y por ello creo que podemos llegar fortalecidos si hacemos un proceso de reflexión y aprendizaje.

En lo general las lecciones que propongo aprender como país es apoyar y promover la investigación, invertir en tecnología e infraestructura de salud. Como sociedad entender que no sólo en una pandemia es cuando podemos sacar lo mejor de nosotros, tratemos de co-existir de la mejor manera a diario y ser solidarios con los demás como un gran hábito en nuestro día a día para finalmente proponer como personas, encontrar aquello que de sentido a nuestros días y valorarlo para no tener que vivir una situación como lo fue el COVID – 19 para entonces sí cuestionar aquello que pudimos vivir y de esta manera ser felices en cada día de nuestras vidas.

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Daniel Fajardo

Comunicólogo reconocido por el Ayuntamiento de Puebla como “Poblano distinguido”. Productor de contenidos para espacios de prensa, radio y medios digitales, los cuales utiliza para la difusión de...