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Ursus, el oso negro que sufrió un disparo en la espalda y quedó parapléjico mientras buscaba comida en un fraccionamiento de Nuevo León, ya está recibiendo tratamiento en la Fundación Invictus de Pachuca, Hidalgo.

Erick Acoltzin, biólogo encargado del área de bienestar animal de dicha asociación, reveló que existe la posibilidad de que el oso vuelva a caminar.

Para ello, los médicos de la Fundación operarán a Ursus para colocarle una prótesis especial para oso, la primera en su tipo en el mundo.

El biólogo detalló que después de la operación, el animal podrá vivir en el santuario “The Dahual Animal Center”, ubicado en Denver, Colorado.

Sin embargo, Erick dijo que necesitan una cantidad significativa de recursos para llevar a cabo la intervención quirúrgica.

Debido a ello, la Fundación está solicitando cualquier donación en especie o efectivo para cubrir los costos de insumos, materiales y equipo para la operación.

Los interesados en contribuir a la causa pueden ponerse en contacto con la Fundación Invictus a través de sus redes sociales o llevar donaciones directamente a la calle 1 de Mayo #15, en la colonia El Huixmí en Pachuca.

Aunque las heridas en las patas del oso ya sanaron en su mayoría, se requiere de apoyo para asegurar el éxito del tratamiento.

Ursus es un oso negro de la especie ­”Ursus Americanus” que habita la mayor parte de Norteamérica y es el carnívoro de mayor tamaño en México.

Esta especie sufrió una dramática disminución en el número y tamaño de sus poblaciones como consecuencia de la destrucción de su hábitat y de la cacería furtiva.

¿Qué pasó con Ursus?

En octubre del 2022 se viralizó un video donde aparecía un oso negro arrastrándose sobre sus patas traseras en el municipio de Santiago, Nuevo León.

Tras el reporte, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) rescató al ejemplar.

Los exámenes clínicos realizados por Facultad de Veterinaria de la Universidad de Nuevo León determinaron que el oso recibió un disparo en la médula espinal.

La Profepa informó que Ursus entró a un fraccionamiento en busca de comida y un residente le disparó, causando una lesión en su columna vertebral.

A pesar de su discapacidad, el oso negro intentó sobrevivir en la montaña durante varios días antes de su rescate.

Sin embargo, no había un hospital especializado para tratar su lesión, por lo que autoridades llevaron a Ursus a la Fundación Invictus en Pachuca.

Una vez que Ursus llegó a Hidalgo, personal de la asociación le brindó los cuidados necesarios para curar sus heridas y asegurar su recuperación.

El equipo médico decidió no realizar una cirugía debido al riesgo de infección en sus heridas.

Ursus, el oso herido en Nuevo León encuentra esperanza de vida en Hidalgo.
Ursus en recuperación en la Fundación Invictus en Pachuca, Hidalgo. Creditos: Ian Lima

Actualmente no hay fecha precisa para la intervención quirúrgica de Ursus, ya que esta decisión se tomará en conjunto con el equipo de ortopedia.

Debido a las circunstancias en las que se encuentra el oso, resulta imposible que pueda ser liberado en su hábitat natural.

Esto porque Ursus no contará con las mismas capacidades físicas que el resto de los osos en libertad, lo que prácticamente garantiza su permanencia en cautiverio.

Es importante destacar que el ejemplar es monitoreado de cerca por los médicos y recibe una dieta especial para su bienestar.

Conoce a la Fundación Invictus

La Fundación Invictus opera el Centro de Rescate, Rehabilitación y Reubicación de Grandes Carnívoros desde julio de 2017

Este santuario proporciona atención especializada a la fauna silvestre, en particular a grandes carnívoros.

De acuerdo con su fundadora, Erika Ortigoza Vázquez, la razón principal para establecer esta organización fue la de acoger animales que nadie puede atender en el país.

Ursus, el oso herido en Nuevo León encuentra esperanza de vida en Hidalgo.
Fachada de la Fundación Invictus en Pachuca, Hidalgo. Creditos: Ian Lima

Actualmente, la fundación Invictus cuenta con un grupo base de siete personas.

Sin embargo, el equipo médico está conformado por 27 veterinarios especialistas que trabajan de manera “ad honorem”, es decir, sin recibir remuneración económica.

En ocasiones, estos especialistas incluso aportan dinero y materiales de su propio bolsillo para apoyar en la labor de rescate y rehabilitación.

En la actualidad, la fundación se dedica a la rehabilitación de diversos animales, entre los que se encuentran leones, tigres, jaguares, pumas, linces, coyotes y loros.

La mayoría de estas especies fueron víctimas del tráfico ilegal o pertenecían a miembros del crimen organizado.

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