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El uso del transporte público representa un peligro para las mujeres que a diario deben utilizarlo para viajar a su trabajo o escuela en Puebla. Esto debido a la alta probabilidad de ser asaltadas, además de poder ser víctimas de violencia y acoso.

Contactos físicos forzados, miradas lascivas, humillaciones, agresiones verbales y robos, son algunas de las situaciones que enfrentan decenas de mujeres para llegar a su destino.

En junio, un estudio elaborado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y el (Instituto Nacional de las Mujeres) Inmujeres, mostró que el 76% de las mujeres en el país, se sienten inseguras en el transporte. Y el 95% de entre 15 y 29 años, habían sufrido algún acto violento en una unidad o espacio público.

El estudio también reveló que el transporte púbico para las mujeres en Puebla representa una preocupación diaria. El 73% dijo procurar estar acompañada en el transporte, el 62% no salir tarde o de madrugada y el 5% cambiar sus trayectos.

Recientemente, mil 500 transportistas de Puebla recibieron capacitaciones en “Prevención contra el Acoso y Hostigamiento Sexual o Laboral”.

A través de la Agencia contra el Acoso, chóferes de transporte público y taxistas fueron capacitados en prevención del acoso y hostigamiento. También en mecanismos de atención, canalización y nuevas masculinidades, informó en su momento, la Contralora Municipal, Alejandra Escandón Torres.

Víctimas constantes del acoso y el miedo a ser violentadas

Durante un sondeo realizado por CENTRAL, mujeres de 19 a 62 años en Puebla, manifestaron sentir miedo al momento de abordar diversas rutas de transporte público. Sin embargo, son estas mismas las que todos los días deben utilizar para trasladarse al trabajo, la escuela y a su hogar.

El martes 19 de noviembre, Lourdes, una joven de 20 años, padeció por tercera ocasión hostigamiento abordo de una combi de la Ruta 33-A. Compartió que a pesar de pedirle al hombre que dejara de tocarle la espalda y que se alejara, este continuó incomodándola, aprovechando el poco espacio.

El día de ayer un señor me estaba tocando la espalda, le dije que no hiciera eso y que se alejara de mí. Normalmente es en las combis donde se acerca más la gente porque no hay mucho espacio”, mencionó.

A Carmen, una madre de familia de 35 años, le ha tocado ser asaltada y también acosada en unidades de las rutas 27 y 38-A. Por un lado, expresó temer más por la integridad de sus hijos, ya que la mayoría de las veces que usa el transporte la acompañan.

En cuanto al acoso, recordó que por lo regular han sido hombres mayores los que “se pegan mucho” cuando va sentada.

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Me ha tocado ser acosada y asaltada. Yo utilizo mucho el transporte y es en la ruta 27 y 38-A, que son las que utilizo donde me ha tocado, es molesto para una como mujer”, dijo.

Frida, una universitaria de 25 años, refirió que aunque no la han tocado en el transporte público, la han mirado de manera lasciva sin importar su manera de vestir. Lamentó que a veces la incomodidad que le generan estos actos, la ha orillado a abandonar la unidad y optar por el transporte universitario.

Ya no se sabe cuál tomar, en todas las rutas se siente inseguridad, así subas con falda o short definitivamente no me siento tranquila al usar ese tipo de prendas”, aseguró.

Familiares temen por la integridad de las mujeres que viajan en transporte

Aunque Alejandra, de 47 años, no ha sido víctima directa de la inseguridad y violencia en el transporte, su hija no corrió con esa suerte.

En entrevista, compartió que la menor fue agredida de manera verbal por un chofer de la Ruta 10, cuando se dirigía a su escuela.

Refirió que la joven solicitó al conductor que le cobrara tarifa de estudiante, lo que causó que el hombre se molestara y la insultara. Aun cuando la menor portaba credencial y uniforme.

Llevaba su uniforme y credencial, él se puso muy agresivo. Le dijo ‘ay que casualidad que vas a la escuela, quién sabe de dónde vienes’, la estuvo insultando, mi hija se tuvo que bajar y llegó a la casa llorando”, comentó.

Del mismo modo, Dafne de 19 años declaró que su amiga había sido intimidada por un pasajero de la Ruta Azteca. Detalló que la joven solicitó ayuda a los demás usuarios, pero ninguno la auxilió y tuvo que abandonar la unidad por su seguridad.

A una compañera le pasó que un señor se sentó a un lado de ella y empezó a tocarse y se tuvo que bajar porque nadie la quiso ayudar”, comentó.

Al igual que Alejandra y Dafne, así como Lourdes, Frida y Carmen, el hacer uso del transporte público es sinónimo de inseguridad y miedo. Ya que, a pesar de vestir de como sea, a toda hora y en cualquier ruta, el temor de sufrir violencia disminuye, se intensifica, pero no desaparece.

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Claudia Hernández

Claudia Hernández

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la BUAP. Reportera desde 2019 en fuentes de Educación, Cultura, Movimientos Sociales, Religión e Iniciativa Privada en medios de la capital poblana.