29 de Marzo del 2024

Construyamos oposición

Por Ricardo Gali / /
Todos aquellos que me conocen, saben bien que en algún punto del proceso electoral de 2018 apoyé a quien hoy es presidente de la República en su búsqueda por llegar a dirigir nuestro gran país. Lo anterior, porque en ese momento consideraba que las opciones que ofrecían tanto el PRI como el PAN, no representaban una opción real de cambio, y a su vez validaban los actos de corrupción e impunidad que tanto indignaban a la ciudadanía y que eficazmente eran señalados por el abanderado de Morena.

Conforme fue avanzando la campaña, López Obrador dejaba más dudas que certezas, sin embargo, 30 millones de mexicanos decidieron darle la oportunidad para que por fin pudiera realizar ese cambio prometido que había perseguido durante 3 campañas presidenciales y al lograrlo, traer la tan ansiada prosperidad que prometía la democracia a los mexicanos.

A pesar de tener el diagnóstico correcto, la legitimidad, la mayoría en el Congreso y con ello condiciones inmejorables para dar los resultados positivos que la sociedad mexicana demanda. Desde que asumió la presidencia, la única constante en el gobierno de López Obrador es la polarización, la destrucción de las instituciones que medianamente funcionaban y agravar los problemas existentes del país, demostrando que las decisiones, son tomadas a partir de sus creencias ideológicas, donde al parecer el único objetivo es la concentración del poder, descalificando desde de la tribuna presidencial a todo aquel que piense diferente y señale sus desaciertos.

Esta situación ha generado con justa razón, que muchos de los que le brindaron el beneficio de la duda, comiencen a desencantarse con la promesa de cambio ofrecida, principalmente por los pobres resultados del gobierno y su incapacidad en rectificar en sus decisiones, que prácticamente han generado resultados negativos en todos los ámbitos donde decía tener las soluciones. Incluso, su pobre desempeño al frente del país, ha generado comentarios ridículos de ciertos sectores de la población que dicen extrañar a Peña Nieto y a su grupo de gobernadores ladrones.

Frente a tal aberración, es tarea de todos los ciudadanos cuestionarnos si verdaderamente extrañamos a Peña Nieto o a cualquiera de sus predecesores; o si en realidad debemos ver al gobierno de López Obrador como una oportunidad para replantearnos si queremos seguir viviendo en un país donde tengamos que conformarnos con políticos tan mediocres, como si fuera una cruz irrenunciable con la que debemos cargar todos los mexicanos.

Estoy convencido que al igual que yo, millones de mexicanos sin importar su ideología partidista, compartimos muchas de las banderas que llevaron al actual residente de Palacio Nacional a la presidencia, como lo son: el acabar con la corrupción y velar por aquellos mexicanos y mexicanas que durante tantas administraciones fueron condenados al olvido, quienes a lo largo de los años han sido las principales víctimas de una clase política distante, que coludida con las élites económicas, no se cansaron de saquear al país y que hoy bajo la protección de aquel que juraba desterrar esas prácticas lo siguen haciendo.

Por ello, ante la traición cometida al pueblo de México y la inexistente apuesta por una agenda a futuro en beneficio de todos los mexicanos, los ciudadanos debemos organizarnos, debemos de incluir a los más desfavorecidos y construir conjuntamente una oposición digna, frente a un gobierno cegado por la necedad. Para ello, es necesario ser conscientes de la necesidad de una nueva cultura política, en la que seamos los ciudadanos quienes elevemos los parámetros bajo los cuales esperamos que actúen nuestros políticos y consecuentemente el gobierno.

Lo anterior significa, que los ciudadanos debemos ser los responsables de gestar el cambio que deseamos, es momento de exigir a los partidos que hoy achacan los pobres resultados del gobierno, se obliguen a ofrecer mejores perfiles, que verdaderamente tomen en cuenta a los ciudadanos en la formulación de una agenda que no sea cortoplacista, ya que, si queremos transformar a nuestro país, debemos de comenzar a sembrar hoy, los resultados que queremos cosechar el día de mañana.

Señor presidente, tiene usted razón, hace unos días exigió desde su tribuna mañanera, que era momento de definirnos a favor o en contra de su transformación, con ello, usted ha puesto la línea muy clara, las y los mexicanos debemos de elegir entre dos opciones, la primera, optar por construir una oposición informada que apueste por un Estado con instituciones funcionales que garanticen el desarrollo de todos los mexicanos con pleno ejercicio de su libertad o la segunda, apostar por un régimen autoritario donde se anule el debate y la voz de un solo individuo sea la única que valga.

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