Lamentablemente, con la avasalladora victoria de Morena en 2018 tanto en las elecciones a nivel federal como local, se suspendió la distribución de poder, eliminando casi por completo la necesidad de generar acuerdos entre las distintas fuerzas políticas.
Este fenómeno de no requerir generar acuerdos, nunca se vio afectado en las legislaturas locales, donde generalmente el titular del ejecutivo estatal mantiene la mayoría en el congreso local, lo que significa, que prácticamente el gobernador en turno, ostenta el control absoluto de las decisiones que se toman en los congreso locales, convirtiendo a estos en una especie de trámite administrativo donde el ejecutivo estatal, únicamente simula la existencia de un contrapeso para hacer y deshacer como le venga en gana.
Prueba de lo anterior, lo podemos observar en lo que ocurrió en días pasados en Puebla, donde la mayoría de los legisladores en aras de quedar bien con el Gobernador, decidieron aprobar la Ley de Educación del Estado de Puebla (la “Ley de Educación”) sin realizar el análisis esperado y sin hacer ninguna modificación sustancial a la propuesta enviada por el ejecutivo, demostrando con ello su innegable falta de técnica legislativa y de compromiso con quien en realidad representan: los CIUDADANOS.
Si bien, la aprobación de la Ley de Educación se da dentro de un marco de legalidad, ya que responde al sexto transitorio de la Ley General de Educación (la “Ley General”) que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el pasado 30 de septiembre de 2019, los diputados desaprovecharon el plazo de 180 días que se les concedía en dicho transitorio, y en lugar de convocar a un parlamento abierto como les fue solicitado por los agentes involucrados, aprobaron una ley al vapor y a escondidas, dejando muchos criterios sujetos a la interpretación de lo que determine el titular del ejecutivo en turno, ignorando las observaciones realizadas por parte de órganos estudiantiles e instituciones educativas.
¿De verdad vamos a creer que, en tan solo 3 días de discusión y 90 minutos de aprobación, los diputados realizaron un análisis completo que permitiera fijar las bases sobre las cuales, las futuras generaciones de los poblanos recibirán educación?
La respuesta es NO. La aprobación exprés, demuestra una falta de ejercicio reflexivo, el cual, no solo se basa en el tiempo de discusión y de aprobación, sino que, dentro de la Ley de Educación aprobada, podemos observar, la transcripción textual de disposiciones de la Ley General replicando con ello ambigüedades de origen, en lugar de perseguir que la Ley de Educación se adecuará a las necesidades de los poblanos.
Lo ocurrido con la Ley de Educación en Puebla, deja de manifiesto que el ejercicio democrático en el proceso legislativo no funciona, donde los diputados, esos que se hacen llamar representantes de los ciudadanos, han olvidado para quien trabajan, dando la apariencia de que el congreso es un músculo atrofiado que actúa como un órgano desconcentrado del ejecutivo estatal.
Al parecer, la promesa de actuar con responsabilidad e independencia del ejecutivo estatal, ha quedado en el olvido y la situación de hace 8 años que tanto criticaban desde la oposición, hoy ya estando en el poder la replican sin ningún tipo de vergüenza, manteniendo un congreso del estado distante de los ciudadanos, donde incluso algunos legisladores han rebasado los límites del respeto, ya que con la aprobación de la Ley de Educación, hasta burlas hubo sobre la inconformidad manifestada por algunos sectores de la sociedad.
Los ciudadanos debemos de aprender la lección, si verdaderamente queremos apostar por construir una democracia real, no podemos mantenernos ajenos de la política y del debate público, de lo contrario, como señaló Platón en su momento, estaremos condenados a ser gobernados por los peores hombres.
