Columnas Anteriores
Corría el 2010 y muchos estábamos hasta la madre de Mario Marín, de Javier López Zavala y del PRI.
Marín, quien ahora está de regreso, había abusado del poder. No sólo había encarcelado a Lydia Cacho sino había utilizado todo el aparato estatal en su contra. Desde el inicio de su sexenio mandó a amenazar y a denunciar a esos que se sentían Dios en el poder.
Es decir, la prensa.
En ese entonces, la mayoría de los medios de comunicación estaban con Marín y con Zavala.
Y de pronto alguien nos vino a vender la idea de que si se aliaba la oposición se derrocaría al viejo PRI. Que aunque el PAN y el PRD eran fuerzas distintas, la intención era la misma: sacar al buey de la barranca. Expulsar los excesos en los que se habían caído.
Adiós a las obras y los negocios turbios de Javier García Ramírez. Adiós a las orgías del poder en Casa Puebla y en alguna hacienda conocida de algún empresario de medios. Adiós a la corrupción.
Adiós a los excesos y abusos de autoridad.
Rafael Moreno Valle, entonces, se presentaba como un candidato cándido y nos dijo: “Puebla abre los ojos” y luego nos aventó el “Lo mejor está por venir”.
Un buen número de poblanos confió en él. Muchos burócratas que habían sido contratados con Marín también se sumaron a la alianza para derrocar al PRI.
Y así fue.
Mario Marín fue corrido de Casa Puebla.
La fuerza de Javier López Zavala quedó reducida en añicos (ahora al servicio de Moreno Valle, por cierto) y comenzó el gobierno de Moreno Valle.
Comenzaron sus primeros cien días y el primer objetivo fue (como Mario Marín) la prensa. Mandó a hacer su #Rafamordaza en la que pretendía multar con hasta 300 mil pesos a aquel periodista que fuera incómodo.
Y cobró venganza. A todos los medios de comunicación, o por lo menos a la mayoría, les quitó convenios publicitarios. A otros sólo les recortó el presupuesto asignado.
Persiguió periodistas como a Rodolfo Ruiz y a su esposa.
Posteriormente, elaboró una lista de 19 periodistas incómodos para denunciarlos.
Al final sólo actuó contra dos.
Desde Puebla Comunicaciones se alistaba a una lista de personajes convertidos en troles para atacar periodistas hacerles bulliying y burlarse de ellos si llegaban a criticar a Moreno Valle.
Estos troles acusaban de chayoteros y marinistas a los que no coincidían con Moreno Valle. Su único argumento es y era: “cobrabas en la nómina y ya no cobras. Periodistas corruptos, chayoteros.”
En el aspecto de la sociedad, si alguna organización campesina se manifestaba, eran golpeados, desalojados con gases lacrimógenos, encerrados y recientemente, en el caso de San Bernardino Chalchihuapan, atacados con proyectiles.
La muerte de un niño y una serie de mentiras pesan sobre el actual gobierno estatal.
En cuanto a la corrupción esta administración no ha sido clara en sus gastos. A Puebla la tiene hundida en los más altos números según el INEGI. Y en cuanto a la pobreza estamos en un penoso tercer lugar.
Ah pero eso sí, en las telenovelas de Televisa nos mencionan y mencionan sus obras.
Realmente Puebla no ha cambiado mucho de Mario Marín a Rafael Moreno Valle. Ambos alucinaban con la Presidencia de la República. Ambos hicieron negocio con la obra pública. Ambos detestaban la crítica y la prensa. Ambos tenían hundido al Congreso del estado y al Poder Judicial.
Ambos entraron en una crisis.
Ambos usaron a sus medios cómodos para atacar a los que no lo son.
La única diferencia es que Mario Marín y sus fuerzas policiacas no mataron a un menor de edad y no se encarcelaron a los revoltosos.
Ambos impusieron candidatos.
A ambos desde la federación (Marín con Calderón y Moreno Valle con Peña Nieto, les apretaron las tuercas y los hicieron como al pollito rostizado).
Ambos terminaron entregando millones de pesos a Televisa.
Pero ni los poblanos abrimos los ojos. Y ya llevamos tres años y medio y eso de que lo mejor está por venir, pues no ha llegado.
Marín y Moreno Valle son tan distintos que terminaron siendo tan parecidos.
La pregunta es ya que están así las cosas: ¿Quién será el López Zavala de Moreno Valle?