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La periodista Carmen Aristegui términó su relación laboral con MVS, tras la polémica de Mexicoleaks, el despido de los reporteros que revelaron el escándalo de la Casa Blanca y las nuevas reglas de operación del noticiero entre las que destacan que el control y la línea editorial sería una corresponsabilidad entre empresarios y la periodista.
La relación comercial entre MVS y Aristegui no podía durar ni media hora más, evidentemente, por la enérgica reacción de la empresa informativa.
La primera en cometer un error fue Carmen Aristegui al utilizar el nombre de la empresa sin el consentimiento de los Vargas. Y al parecer eso ni siquiera está en discusión.
El problema fue la reacción iracunda de MVS que tal parece estaba a la caza del mínimo error de la periodista para entregarla en bandeja de plata para congraciarse con la Presidencia de la República para conseguir la dichosa licencia de la banda ancha.
No hay ningún motivo por el cual se justifique (o tolere) el despido de los reporteros que se encargaron de la exitosa investigación periodística sobre la Casa Blanca ¿ellos qué hicieron para perder su empleo? ¿Usaron el logo de la empresa? ¿O le dieron a Peña Nieto una de las estocadas más sangrientas del sexenio?
El despido de los reporteros va en detrimento de la empresa y del periodismo de calidad en México.
Hoy Aristegui está en un momento harto conocido en su vida. Otra vez en la búsqueda de un gran medio de comunicación que la acoja y la respalde. ¿Pero qué empresa informativa se aventará semejante paquete?
Aristegui es una periodista indómita, crítica y es una de las principales vigilantes del poder y del dinero público. Es pues, una de las principales fiscales del sexenio de Enrique Peña.
La situación está compleja para ella y para su equipo, pues si bien la periodista garantiza audiencia y calidad informativa, su estilo periodístico le ha cerrado todas las puertas por las venganzas del poder público en México.
La empresa que tome el riesgo, estará salvando un espacio vital del periodismo mexicano.
La opción de recluirse al internet, sería segregar la audiencia de Carmen Ariategui. La búsqueda debe seguir.