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La relación entre Antorcha Campesina y el gobierno de Rafael Moreno Valle ha sido inaudita. Curiosamente, la organización encabezada por Aquiles Córdova Morán ha sido prudente y hasta condescendiente. Ningún paro ni marcha le han dedicado en todo el sexenio.
La situación tan extraordinaria tiene una razón de fondo y no es, como se ha dicho, por la mano dura del gobernador ni por el temor a su sexenio represor.
La pasividad de Antorcha con Moreno Valle obedece a la tolerancia de la administración con Antorcha. En cuatro años ha permitido que los agremiados a la organización comentan una serie de delitos en nombre de los que menos tienen.
Hace cuatro años, paracaidistas de Antorcha invadieron un terreno millonario valuado en 49 millones de pesos en El Refugio, al sur de la ciudad de Puebla.
En todo este tiempo, el Poder Judicial ha emitido seis órdenes de desalojo y ninguna se ha efectuado. El gobierno morenovallista no ha actuado o por negligencia o por temor a perder a sus aliados "campesinos".
La condición de los Antorchos para desalojar el predio donde se construyeron casas de interés social con un costo cercano a los 500 mil pesos fue que los propietarios del desarrollo inmobiliario le pagaran a Antorcha los 49 millones de pesos que cuesta el predio. En pocas palabras el negocio es invadir y luego venderle al dueño su propia tierra.
La buena relación entre Antorha y Moreno Valle es un asunto de pesos y terrenos. ¿O de puro miedo al fervor "campesino"?