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El ombudsman Raúl Plascencia Villanueva está en una encrucijada: emitir un resolutivo del caso Chalchihuapan contundente que hiera de muerte los sueños presidencialistas del gobierno de Rafael Moreno Valle o emitir un resolutivo ambiguo, en el que no quede claro quién es el responsable de la muerte de José Luis Tehuatlie ni señale responsables por el abuso policiaco.
La encrucijada de Plascencia no es para menos. Si opta por la primera opción, sumaría bonos a su favor para su relección en noviembre próximo, ganaría puntos con la élite peñista y tumbaría los sueños de Moreno Valle de llegar al 2018. Y si opta por la segunda, puede quedar bien con todas las partes: culpar a los policías y culpar a los pobladores, sin destruir aspiraciones políticas morenovallistas.
La mayoría de las versiones periodísticas coinciden en algo: la investigación realizada personalmente por Raúl Plascencia es muy poco favorable para el gobierno de Rafael Moreno Valle, pero de consecuencias poco preocupantes para el mandatario.
En 2007, la Suprema Corte de Justicia de la Nación exoneró a Mario Marín de las violaciones flagrantes a las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho, pero el veredicto popular —sobre todo entre las clases informadas— fue devastador. Esta vez el escenario es parecido, muy parecido…