Thursday, 02 de May de 2024

Crónicas marxianas

Martes, 03 Febrero 2015 00:58
Zeus Munive

Calladitos, calladitos

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En Puebla ahora será tan criminal un grafitero que un ladrón. Quizá para nuestras autoridades sea más criminal el grafitero porque seguramente escribirán consignas en las paredes, en las calles, en los camiones lo que ninguno de nuestros diputados y gobernantes quisieran leer.

Para un ciudadano normal, por supuesto, que es más criminal el ladrón porque, bueno ya sabemos por qué.

Muy engallados los diputados panistas (una runfla de conservadores de los años sesenta) ya tiraron línea con su actitud altiva, su mirada orgullosa y su dignidad por los suelos: “Doce años a quien ande pintando paredes, bardas y fachadas sin permiso”.

Es un hecho que a nadie le gusta que sus casas estén pintarrajeadas por consignas o con rayones sin ton ni son, a nadie, pero de ahí a encarcelar a unos chamacos desmadrosos tan sólo por tener unas latas de aerosol es perder demasiado el tiempo.

Puebla es el estado que se ubica en tercer lugar en pobreza.  Desde el 2012 esa cifra no se ha modificado. Desde el año pasado ya contamos con cemento hidráulico en las principales calles de la ciudad, un parque ecológico remodelado con sus puentes (también, por qué no), fuentes danzarinas hasta en los charcos, una ciclopista carísima que costó más de 50 millones de pesos.

Un metrobús que cruza la ciudad y otro que quién sabe cuándo se eche a andar. Y no puede faltar: la ruedota de la fortuna que costó más de 400 millones y sólo es para las selfies en el Instagram y para que los panistas que buscan chamba se la pasen posteando al respecto.

Y con todo eso, los niveles de pobreza en el estado no pueden cambiar. Seguimos exactamente igual que como empezamos: bien jodidos. Pobres y jodidos.

Ah pero los señores diputados se ponen  bien creativos para desquitar el salario y dicen:

-¿Cómo ven si entambamos a esos cabrones que andan pintando las calles?

-Te cae.

-Les damos doce años en chirona para que se les quite a los muy…

-No es mucho.

-Por eso, porque es mucho.

-Juega.

Por arte de magia, los legisladores ya se echaron otra puntada, pero eso sí, la pobreza en los cinturones de la ciudad y en los municipios sigue exactamente igual. Las obras cosméticas y las leyes ídem, sólo servirán para construir candidaturas.

Existe también la teoría que esta nueva ley es con el fin de criminalizar la protesta. De que desaparezcan por fin cualquier pinta en los puentes  y en las bardas de las avenidas o carreteras más transitadas.

Es gracioso, porque sólo confirman algo: le tienen miedo a las pintas. Tienen miedo a que la gente se entere que no está conforme. Quien ideó esta ley tiene bien claro que el peligro no es quien lo comunica sino quien se entera y quien lo lee.

En los tiempos de la cerrazón, el enemigo jamás será el escritor, el periodista o el comunicador, en los tiempos del autoritarismo y la represión el enemigo es el lector, porque este sí es peligroso, porque este piensa y actúa, porque este sí toma decisiones contrarias a las del sistema.

El año pasado en Casa Puebla se celebró una vez más la libertad de expresión (el siete de junio, para ser exactos) con una gran comilona. La pregunta es ¿realmente qué festejaron los asistentes? Si es que todos se la pasaron calladitos, calladitos.

Y seguramente así seguiremos festejando en Puebla: calladitos, calladitos.

La nueva ley pretende callar. Y todo con el fin de proteger a la élite, de mandar el mensaje a nivel nacional, aquí a punta de chingadazos callamos a los quejumbrosos.

En fin,  ya me callo. Debo estar acorde con los nuevos tiempos.