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Proveniente del sector popular, con un historial de constates críticas al gobierno y con promesas de campaña de "ahora sí" ¡trabajas porque trabajas! Carmen Salinas llegó como una plurinominal con mucha expectativa sobre la participación que la nueva integrante del circo político de nuestro país podría tener.
Al más puro estilo de una "guerra de verduleras" (como coloquialmente se cita a las disputas públicas) quizás en la visión más bizarra de la participación de este personaje nos imaginábamos a Doña Carmen golpeando a funcionarios o utilizando lo más extenso de su vocabulario para acusar en los medios a funcionarios que simplemente no hacen su trabajo pero la realidad fue todo lo contrario.
De héroe a villana, ¿de quién es la culpa?
¿El sistema corrompió a la actriz?, ¿es tan difícil ser diferente?, la culpa no es de nuestros funcionarios sino de quienes los colocamos ahí. A muchos de ellos ni siquiera nos preocupa conocerlos, votamos por el partido cumpliendo, no como un ejercicio de la democracia, sino como un trámite, sin medir las consecuencias y minimizando el poder del voto.
Si Carmen Salinas alcanzó los suficientes votos es porque mucha gente votó por ella y porque más gente ni siquiera se apareció en las urnas.
¿Cuántos de los que hoy en día critican las actitudes de la actriz llevan en sus manos la responsabilidad de estos actos?
Las dos caras de la moneda
Carmen Salinas de héroe del sector popular y de la cultura mexicana a villano, ¿era algo inevitable? en realidad no, es un puesto que muchos de nuestros funcionarios ocupan de manera temporal, desde el gobernador corrupto que ejerce el poder con autoritarismo, el jefe de la policía que encubre el robo de combustible, hasta la actriz que pide se "metan sus firmas por donde les quepa" todos ellos vivieron un momento de popularidad pero, a diferencia de los demás, estos confrontan a la sociedad, hacen valer su nulo interés por el bien común y de manera pública le demuestran a la sociedad que los votantes solo somos un medio para alcanzar el poder y que la sociedad aún no cuenta con la madurez suficiente para poner en su lugar a un funcionario público, sí, el lugar que le legitima su función social, estar al servicio del pueblo.
Es por ello que es fácil coquetear con el lado obscuro, éste está empedrado con losas de impunidad, si eres bueno o malo ¿quién puede enjuiciarte?
Tiempo de reflexión
El caso de Carmen Salinas, e invito al lector a no apartar de su memoria casos de igual o mayor gravedad, es el claro ejemplo de nuestra irresponsabilidad al momento de ejercer nuestro voto y más cuando las estrategias de muchos partidos políticos está manifiesta en la selección de diversas figuras públicas sin ninguna experiencia política para que a manera de protesta o simpatía los conduzcamos al poder. ¿Quién contra Carmen Salinas? hoy la diputada está en las primeras planas de los medios, mañana otro funcionario ocupará su lugar con algún otro escándalo y nadie hará seguimiento a su caso, como al de muchos políticos que concluyeron sus periodos, dejando atrás sus escándalos y cobrando íntegro su sueldo y hasta con bonos de final de periodo.
De nada sirve quejarse (al menos de la forma que lo hacemos vía memes y campañas en redes sociales), la mejor manera de "castigar" a estos funcionarios es a través del voto, llevando al poder a quien sí puede hacer algo por la sociedad, eliminando los votos inútiles y convenencieros que estos políticos que acostumbran no participar en las sesiones y dormirse (que es su verdadera función) realizan, porque nadie más tiene la culpa de lo que ocurrió con Carmen Salinas que nosotros mismos.
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