Timidez, introversión y ansiedad

Durante muchos años hemos clasificado a las personas en introvertidas y extrovertidas sin mucho conocimiento acerca de las causas que pueden llevar a una persona a desenvolverse con facilidad en el entorno social o a aislarse del mismo. Esto ha provocado que, en muchos casos, principalmente en la escuela, se orille a las personas tímidas a hablar en público, se les pida o exija que se relacionen con otros o que “enfrenten sus miedos” lo que para ellas será una absoluta pesadilla.

No todas las personas tímidas son iguales, ni todas se formaron así por decisión propia. Existen muchos factores por los que a alguien le puede costar trabajo relacionarse con otros: problemas de autoestima, ansiedad, estilo de personalidad, dinámica familiar que favorece el aislamiento, miedo al rechazo, y hasta sociopatía, entre muchos otros factores.

 Todo esto depende del tipo de “tímido” que sea cada uno pues, como dije anteriormente, hay muchas formas de introversión. A continuación, te describo las más frecuentes:

  1. Ansiedad o fobia sociales: esta es una de las manifestaciones del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y se encuentra frecuentemente en individuos que se sienten sumamente intimidados por el contacto social. Pueden llegar a omitir todas sus necesidades con tal de no hablar con otra persona, por ejemplo, son incapaces de pedir algo a un mesero y prefieren lugares de autoservicio o compras en línea donde no tengan que interactuar con nadie. En algunos casos, si son orillados a interactuar o a estar en medio de una multitud, pueden llegar a tener ataques de pánico. La fobia social puede derivar en un estilo de personalidad llamado Trastorno Evitativo.
  2. Personalidad Esquizoide: son personas que no están interesadas en el contacto social sino más bien en procesos y procedimientos lógicos. Frecuentemente se encuentran absortos por las actividades que les interesan y prefieren pasatiempos en solitario que no implican trabajo en equipo o contacto social. Este tipo de personas no le teme a la relación con otros, simplemente no están interesados en ello.
  3. Asocialidad: son personas que muestran poco interés en el contacto social y que cuando lo tienen, llegan a ser muy torpes en su relación con los demás. Pueden ser impertinentes o imprudentes en algunas situaciones pues les cuesta trabajo leer el entorno social en el que se encuentran. Por ejemplo, pueden llegar a un funeral vestidos de amarillo sin darse cuenta que “no es apropiado” o bien, pueden dejar plantados a sus amigos o familiares más cercanos en eventos importantes sin tener ningún remordimiento al respecto. Por lo general, prefieren actividades que no impliquen la convivencia con otros y suelen tener grupos muy pequeños de amistades cercanas que consideran parecidas a ellos.
  4. Antisociales: al contrario de lo que suele pensarse, los antisociales no se aíslan socialmente, sino que pueden parecer personas muy extrovertidas e incluso encantadoras. Sin embargo, no buscan el contacto social porque realmente lo necesiten sino porque les es conveniente. Es decir, una persona antisocial preferirá la soledad y el poco contacto con otros seres humanos a menos que este contacto le traiga algún beneficio. En ese sentido, podemos ver personas que tienen muchas habilidades sociales: espontaneidad, carisma, facilidad para hablar en público, buenos modales y buen conocimiento de los protocolos sociales. Ejecutan bien todas esas habilidades, pero no las disfrutan, éstas son sólo un medio para lograr un fin. Este tipo de personalidad puede estar incluido en perfiles muy integrados: médicos, abogados, psiquiatras, psicoterapeutas, políticos, maestros, etc. Así como en perfiles muy desintegrados que sobreviven gracias a estas habilidades: alcohólicos, adictos, criminales, estafadores, entre otros.
  5. Introversión: son personas que tienen un mundo interno con el que están en contacto la mayor parte del tiempo: sueños, fantasías, nostalgia, etc., y que prefieren hacer introspección y estar en calma en lugar de entregarse a la vorágine de estímulos que les presenta el mundo exterior. Suelen tener pocos pero muy buenos amigos y relacionarse de manera muy profunda con estas personas. Les cuesta asistir a eventos donde habrá muchas personas y se sienten particularmente felices cuando les cancelan los planes, pues de esta manera podrán estar en casa y disfrutar de su privacidad.

En la mayoría de los casos anteriores, las personas preferirán el contacto tecnológico indirecto, por ejemplo, las redes sociales y el uso de WhatsApp en lugar de las llamadas telefónicas o los encuentros cara a cara. Alguna vez, mi mejor amiga me dijo:

 “No me gusta llamar por teléfono a ningún lado, porque no sé quién me va a contestar y eso me angustia” y esto ejemplifica de manera precisa lo que siente una persona con ansiedad social.

Algunos personajes de la ficción que podemos identificar con distintos niveles de timidez son: Leonard de The big bang theory, Theodor en la película Her, Neal Caffrey de White Collar, Howard Hughes en El Aviador, y mi favorita: Amélie en la película del mismo nombre.

Para poder abordar la timidez, es importante primero aclarar que, ser tímido NO ESTÁ MAL, y después desarrollar las habilidades sociales necesarias para la supervivencia escolar, laboral y familiar. Es sano poner límites y es sano aislarse del contacto social a ratos, siempre y cuando esto no constituya un obstáculo para tener una vida plena y contar con una red de apoyo interpersonal fuerte, así como relaciones personales estables.

Como siempre, estaré atenta a todas tus preguntas y comentarios en mis redes sociales públicas; tanto en Twitter como en Instagram me encuentras como @psicobetza

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Betza Vancini

Betzabé Vancini

Psicoterapeuta con enfoque humanista existencial egresada de la Maestría en Psicoterapia y Psicología Clínica de la Universidad Iberoamericana Puebla. Tiene una especialidad en terapia basada en la...