Cuando pensaba que ya todo sería amor y paz y que los nuevos aires estaban llegando a Puebla, me topo con el rumor de que el priista Omar Álvarez Arronte está de regreso.
Es un viejo conocido de muchos de nosotros. En la mayoría de los casos, creo que no muy bien aceptando. Fue marinista y un tipo bastante violento y conflictivo. Pero su regreso no es de ahorita.
Por muchos años estuvo perdido en el limbo, pero regresó a la política estatal de la mano del exgobernador Miguel Barbosa Huerta. Pero el efímero paso de Álvarez Arronte por la administración morenista fue bastante atropellada y torpe.
Eso sí, no sabemos si haya terminado mal con Barbosa quien lo quería mucho, mucho. Solo los más cercanos al exgobernador sabrán el desenlace de esa relación de amistad. Pero lo que sí sabemos, es que en su breve paso por el gobierno del estado, Omar Álvarez creó más problemas que los que solucionó.
Además quienes trabajaron momentáneamente con él, lo califican como conflictivo, pedero y sin capacidad de resolución de problemas. Se vendió como el gran solucionado del problema con las grúas y los corralones pero solo agravó más la situación.
No consiguió nada. Estuvo en la Secretaría de Gobernación y luego en la de Seguridad Pública y de ahí nadie volvió a saber de él hasta ahora. Cuentan los que saben que ya anda gritando por todos lados que será el nuevo secretario de Movilidad y Transporte.
Ojalá que no, porque de verdad si hay políticos que tienen mala reputación, pésimos antecedentes y resultados, es precisamente Álvarez Arronte. Es más, ni en su casa lo han de querer, pero ya sabemos que en política nada hay escrito, pero al menos que sirvan estas líneas para frenar su aspiración de estado.
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