Al principio creí que era buena idea que la Guardia Nacional patrullara las calles, que le extendieran los años haciendo labores de seguridad pública, que si López Obrador nos decía que era incorruptible, sería cierto. Pero qué gran equivocación, que iluso soy.
Este jueves me enteré que los integrantes de la Guardia Nacional también están corrompidos. Chale, vivimos en una especie de Ciudad Gótica donde las personas que se supone nos deben cuidar, están del lado de los malandros.
Ayer mientras escuchaba un relato de primera fuente, de una súper fuente, mis esperanzas de un país mejor se fueron desdibujando. Sí, la Guardia Nacional está corrompida. Además, policías estatales, marinos y militares, detestan a este supuesto grupo de élite de López Obrador.
El caso es que me contaron que la Guardia Nacional sabe que desde las Cumbres de Maltrata los ladrones de camiones ya están cazando a sus víctimas, que pasan enfrente de sus narices, que los conocen y misteriosamente, no hacen nada por agarrarlos.
Claro, se llevan una buena mochada por dejar pasar a estos malandros o dejarlos circular como si nada por toda la Puebla- Orizaba, pese a qué hay un módulo de seguridad, vigilado por estos elementos. No solo eso, han violado derechos humanos y muchas cosas más.
Pero todo el mundo, al menos en Esperanza, Atzitzintla, Palmar de Bravo, Quecholac y todos esos municipios, sabe que el verdadero negocio de los integrantes de la Guardia Nacional en ese rumbo, es nada más y nada menos que el tráfico de personas.
Es decir, los polleros les pagan buena cantidad de lana a los de esta “guardia” por dejarlos pasar y en algunos casos, hasta brindarles protección. Me cuentan que toda la gente en el Triángulo Rojo se sabe la ruta de los polleros o las rutas, los horarios y días.
Y curiosamente siempre andan ahí los de la Guardia, vaya hasta los ven platicando con ellos y estirando la manita. Ya son agentes de estos traficantes de personas.
Sí amigos, esta Guardia Nacional es la que nos cuidará, según López Obrador.
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