Lo que sucedió este fin de semana con las asambleas distritales de Morena fue vergonzoso, deprimente, vomitivo, triste, muy indignante. El acarreo, la violencia y la compra de votos solo nos recordó al PRI más recalcitrante de su hegemonía.
Muchos mexicanos no morenistas están indignados por esas prácticas antidemocráticas. Esas mismas prácticas que hicieron que hoy el PRI esté hundido en la desaprobación, en el rechazo y el odio del pueblo.
Y aunque no soy morenista y hay muchas cosas que no comparto con sus militantes, sí fue triste ver cómo caían en una desgarradora realidad, en la que todas aquellas prácticas contra las que lucharon en el pasado, se hicieron presentes, pues muchos de ellos, por no decir que la gran mayoría, vienen de esa lucha contra el PRI.
No los dejaron participar para elegir a sus representantes dentro de su partido, para votar por los cuadros que enaltecen esos ideales como la libertad, la democracia, la participación. Solo vieron pasar el acarreo, la intimidación y ella compra de votos a lo descarado.
La expresión de su rostro lo decía todo: tristeza, indignación, coraje, impotencia, de ver que su partido hizo cosas que no comparte su partido, que va en contra de los ideales y hasta de los estatutos.
Pero me queda claro que esta situación se dio por la ambición desde las más altas esferas nacionales de engordar el padrón de este partido, como si eso fuera realmente necesario. En las asambleas distritales de todo el país se violó sistemáticamente la Ley Electoral, los principios que rigen las elecciones en este país.
Todo porque en Morena quieren más militantes como si no bastara con los que tiene. Pero hay algo que no ven los morenistas y neomorenistas, una cosa es militar en Morena y otra cosa es ser seguidor de López Obrador.
Porque ahora no todos los que militen en Morena son necesariamente seguidores del presidente de México, es por eso que Morena llevará en el pecado la penitencia. Ojalá que echen abajo todas las asambleas distritales y prometan un proceso más aseado, se lo deben a sus militantes.
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