Pues todo el mundo pensó mal de los policías estatales que fueron detenidos en Esperanza. De rateros, integrantes de una peligrosa banda delictiva, narcos, no los bajaron.
Ahora resulta que fueron víctimas de las circunstancias y de una verdadera banda de hampones que operan desde la Fiscalía General del Estado y sus superiores, en la Policía del Estado.
Estos seis elementos de seguridad pública de Puebla, y los 3 de Veracruz, recibieron una orden proveniente de alguien de la Fiscalía en complicidad con uno de sus superiores: vaciar el tráiler lleno de levadura y subir el producto a las camionetas. Sí, esas camionetas destinadas a la seguridad de los poblanos.
La Fiscalía General de la República lleva el caso y la FGE y la Secretaría de Seguridad Pública quedaron mal paradas. Fue muy grave lo que encontró la instancia federal, pues imaginen otra vez los mandos medios operando temas de delincuencia.
Y claro, se fueron contra el eslabón más débil de la cadena: los pobres de los policías estatales que, encima de todo, fueron suspendidos. Que no han sido reincorporados y a todo esto deberían de informar ¿Qué pasará con el agente de Ministerio Público que ordenó el saqueo y con el mando medio de la Policía Estatal que es su cómplice?
¿Ya fueron cesados?
¿El peso de la ley caerá sobre ellos?
¿Seguirán como si nada?
Ya saben, esas cochinas dudas de los malpensandos.
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Y hablando de dudas que comen las ansias, nuestros amigos de la Canacintra sabrán que su presidente, Luis Espinosa hace uso de los recursos humanos y materiales para beneficiar a su empresa.
Me platicaron que le encargó a la jurídica que se encargara de negociar y solucionar, los requerimientos que le hizo el Ayuntamiento de Huejotzingo.
También pone a disposición de su empresa de productos de limpieza, todos los recursos materiales de la Canacintra.
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