Para no verme tan severo e irme como hilo de media, te pregunto a ti estimado lector, si es ético o no que hable sobre el carro que trae el nuevo director del Cobaep.
Estoy en un dilema ético, ya que el guapo José Luis Nájera puede pensar que traigo algo en su contra. Y es que los políticos nunca entienden que están sometidos al escarnio público todo el tiempo.
La tarde de este 14 de febrero me encontré con este bonito Twitt en el que se exhibe el carro de José Luis Nájera. El cual pasó de asistente personal de Miguel Barbosa Huerta a director del Cobaep.
Ya su nombramiento es meramente muy cuestionado por su preparación académica, sus méritos, sus relaciones, su experiencia. Y nos sigue dando mucho de qué hablar. Por eso les pregunto si es ético o no traer a colación su mega carro de más de 500 mil pesos.
Digo cualquier persona puede comprarse el carro que quiera, cada quien es libre de hacer con su dinero y con su cola lo que se le venga en gana. Pero al final hay un halo de cuestionamientos sobre si su sueldo alcanza o no para tener un Mercedes.
Así como cuestionamos si era válido que llegara al Colegio de Bachilleres o no. E insisto no es nada personal, al contrario me duelen más a mí estas palabras que a él, pero siempre hay que cuestionarse todo.
El caso es que el flamante director del Cobaep anda en súper carro. Y lo malo es que no me ha invitado a subirme, no se ha tomado la molestia de darme una vuelta en tremendo Mercedes. Igual y moriré sin haberme subido a uno, de saber cómo es por dentro y qué tal se maneja.
En fin, quién soy yo para criticar.
***
Lo que sí critico y me dio mucha risa, no saben cuánto disfruté saber que cierta barbosista fue besada por el diablo, la chupó la bruja, azotó la res.
Resulta que en la inauguración del Campeonato Mundial de Tenis en Silla de Ruedas, a cierta coordinadora de Comunicación Social se le dobló un piecito y salió volando.
Hasta parece que el personaje del Diablito de Eugenio Derbez accionó el botón para que se cayera. Por supuesto, muchos de los presentes se tuvieron que morder la lengua para no reírse y guardar las formas.
Otros, buscaron un lugar escondido para soltar la carcajada y algunos más, soltaron de inmediato el chisme para hacernos a muchos partícipes de ese momento. Y es que todo lo que sube tiene que bajar.
dando clic en el periódico