En la ecuación de los primos Mier hay algo que no pueden controlar. Hay una variable independiente que la traen en el radar, pero que nada pueden hacer contra ella.
Sí, los primos Mier son enemigos, pero tienen un enemigo en común. Ambos saben que solo un factor los puede dejar fuera de la jugada por la gubernatura de Puebla.
No, ni siquiera es Julio Huerta, es más ese Julio Huerta es un invento de alguien, tal vez de él mismo. Pero solo lo menciono en esta columna porque me gusta hablar de él. El caso es que nadie podrá controlar esta variable.
Sí, Nacho Mier y Alejandro Armenta no pueden controlar los bloques de competitividad y la paridad de género.
Es una variable que no pueden controlar, dependerá de diferentes factores como la división de las candidaturas de Morena entre hombres y mujeres en los estados donde se renovarán las gubernaturas.
Además, los bloques competitivos establecen ciertas variantes: si un hombre encabezó una candidatura a una gubernatura en las elecciones pasadas y ganó. Su partido se considera altamente competitivo en esa entidad y por consiguiente, le correspondería la candidatura a una mujer.
Así que la primera batalla que deberán librar tendrá que ser juntos. Tendrán que hacer una negociación para que la candidatura de Morena recaiga en un hombre. Lo tendrán que hacer ya, porque de lo contrario se les hará bolas el engrudo.
Ya después podrán declararse la guerra. Mientras tendrán que mover todos los hilos, recurrir a todos sus contactos y amistades, porque hay una morenista que anda muy movida en el estado, sabe que tiene una oportunidad de colarse a la contienda grande y que la suerte le podría sonreír.
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