Hace tiempo amigo lector platicaba con un familiar que vive en Estados Unidos sobre el cambio de partido en la presidencia de su país, en aquel entonces los republicanos abandonaban la Casa Blanca para dar lugar a los demócratas tras los resultados en la elección y mi el tema de la charla trataba acerca de los ajustes que habría en la estructura de gobierno tras ese cambio.
Tomando como referencia lo que ocurre en nuestro país, planteaba la circunstancia de todas las personas que podrían quedar sin empleo en las distintas dependencias para dar paso a los nuevos servidores públicos a lo que mi familiar respondió, “eso no ocurre aquí, todas las personas trabajamos para el país no para un partido, no importa quien gobierne, quien lo haga presenta un proyecto y las personas que trabajamos en las oficinas de gobierno nos sumamos a lo que hay que hacer sin pensar en el partido que esté gobernando”
Tanto que aprender
¡Vaya contraste con lo que ocurre en nuestro país!, comienzo hablando de todos los trabajadores que efectivamente tras el cambio de gobierno, pese a tener una trayectoria de productividad, corren el riesgo de perder su empleo y muchas veces por personas que llegan sin experiencia y como parte de un acomodo fruto de la recompensa de haber trabajado en una campaña. Recuerdo hace algunos años la penosa nota de que tras el cambio de titular en la alcaldía de Puebla hasta los escritorios sacaron a la calle para dar paso a la llegada de nuevo mobiliario y personal de trabajo.
Indudablemente siento que la bandera propagandística de servir a México podría comenzar desde la raíz de nuestras dependencias y copiar un poco lo que se hace en el vecino país del norte y precisamente permitirles a todas estas personas hacer una carrera y darles la seguridad, como ocurre en otros espacios, de poder construir una trayectoria basada en la calidad y el amor por su trabajo.
El eterno reset
Por otra parte, si queremos señalar una de las causas por las que nuestro país siempre está en la eterna vía del desarrollo es simple, el eterno borrón y cuenta nueva. Nos falta tener visión a largo plazo. Cuando un funcionario ocupa un cargo tras la elección popular la mayoría de sus decisiones se basa en construir su propio proyecto descartando la mayoría de los programas que se hicieron en el periodo anterior (lo más curioso amigo lector es que esto ocurre incluso entre gobiernos de los mismos partidos) evitando con ello la continuidad de muchos proyectos que incluso pueden estar dando resultado o necesitan de más tiempo para darlo. Como analogía veo el acto de los conquistadores españoles que sepultaron las pirámides para construir otros templos encima, la política opera así, llego al gobierno y lo primero que hago es cancelar la mayoría de programas para iniciar los nuevos tratando de dejar en el olvido lo logrado con anterioridad. Imagínese amigo lector que nuestros políticos pensaran diferente y sin importar el partido que haya estado con anterioridad, se diera continuidad o mejoraran los programas que dan resultados y claro, por supuesto sumar nuevas ideas con nuevos proyectos. ¡Indudablemente ahí está el detalle para dejar de ser una promesa en el desarrollo!, ¡Dejar de pensar en el color del partido y concentrarse en servir a México!
No seamos parte de la eterna promesa
Por supuesto como en todo Derecho de Réplica, los ciudadanos también jugamos un papel importante en esto, ¿cuántos de nosotros participamos en el seguimiento de la continuidad de estos programas no sólo con la visión a corto plazo que cada partido nos ofrece en temporada electoral?, ¡sí cuando un candidato visita alguna zona exponer la importancia de dar seguimiento, transformar o implementar acciones que den continuidad y permitan el desarrollo!, lamentablemente caemos en el juego propagandístico de la reconstrucción y del eterno ¡ahora sí vienen los apoyos!, si tan sólo amigo lector pudiera enumerar las veces que lo ha escuchado y la situación que actualmente está viviendo confirmaremos que la respuesta está en la continuidad y ésta no tiene color, es un proyecto con visión.
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