En estas últimas semanas, el país ha estado demasiado entretenido con el mundial de futbol, los movimientos políticos y los escándalos de los famosos, entre otras cosas, pero… lo que el ciudadano común no está visualizando, es “una nube gris laboral” que se aproxima para mediados del 2023, no es para quitarle el sueño, pero si lo suficientemente inquietante para estar alerta (de todas formas, no dormirá tranquilamente).
Al inicio de este mes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dieron a conocer un informe conjunto, en el cual señalan que las economías de América Latina y el Caribe enfrentan un contexto macroeconómico, social y ambiental muy complejo, que va a afectar la dinámica de los mercados laborales (fuente: www.ilo.org).
¿Cuál es el mensaje real? y ¿porque precisamente escogieron estas fechas para hacer el informe?, no es de extrañar, los “ajustes” políticos y económicos más significativos, casi siempre se efectúan en los momentos de más distracción de la gente. El informe también menciona que los salarios promedio reales registran una caída en los últimos meses y que el estancamiento económico que se aproxima será el mayor registrado, desde los años 80, ¡es bueno saber que el informe no es alarmista!
Al final del informe, la CEPAL y OIT señalan que, para revertir esta situación y estimular la creación de más empleos formales bien remunerados, es necesario elevar el nivel de ambición de las políticas de desarrollo productivo, tomando en cuenta nuevos enfoques de política sobre la manera de lograrlo y nuevas realidades asociadas con la revolución tecnológica y los nuevos paradigmas productivos que esta genera.
Si no lo entendió al primer intento, lea nuevamente, porque la verdad, pareciera que solución al problema que se aproxima, está en clave, ¿cómo interpretar la parte de: “elevar el nivel de ambición de las políticas de desarrollo productivo” ?, tal vez para un experto financiero sea más claro, pero, aun así, la “formula” o “vacuna” contra la crisis pronosticada es difícil de entender.
Si al llegar hasta aquí, de todas formas, se siente valiente y confiado para gastarse todo su aguinaldo y ahorro, entonces, considere lo siguiente, pues la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), anticipa una desaceleración económica en 2023, pero descarta una recesión global. Todo debido a los problemas de abastecimiento de energía en Europa, la guerra de Ucrania y los problemas económicos de Estados Unidos (nada más eso), PERO, también están diciendo que la inflación se moderará, pero seguirá alta, ¡Otra vez el lenguaje ambiguo!
Con todo lo anterior, los expertos en economía están pronosticando el 2023 usando la palabra “Estanflación”, que traducido significa: alta inflación con recesión y/o estancamiento con inflación. Creo que sería más fácil que un “merolico” certificado o Cantinflas lo explique, la verdad no importa tanto, en resumen, muchos empleos y comercios están en riesgo. A todo esto, habría que agregar los “ajustes” en nuestro país, provocado por el aumento al salario mínimo y más días de vacaciones, que son sin duda algo bueno para el trabajador, pero, el sector patronal buscara la forma de “equilibrarse”, aumentando los precios de sus productos o servicios.
En conclusión, cuidemos nuestros ahorros y seamos más precavidos en las compras que estemos planeando realizar en los próximos meses, pues aún con el lenguaje abstracto de los economistas y sus “formulas” de solución, todo indica que el siguiente año no será tan halagüeño.
El Diálogo de hoy: – entre intelectuales –
I1 – escuche un mensaje hace algún tiempo, en donde el gobierno creo un indicador de bienestar social, incluyendo la felicidad de los mexicanos, ¿sabes algo de esto?
I2 – pues según Índice Mundial de la Felicidad (emitido por la ONU), ubicaba a México en el lugar 24 en 2018, mientras que en el año que está por concluir, ocupa el sitio 46 de 157 naciones medidas.
I1 –¿será correcto? algo anda mal, aun el nombre no parece apropiado, con tantas crisis y problemas desde hace varias décadas, tal vez es necesario cambiar el nombre y decir: “índice de masoquismo”.