Todo hombre o mujer que decide crecer profesionalmente en la política, también llamada una “carrera política”, lleva implícita una expectativa de poder y dinero. En donde se supone que, al obtener un cargo público, busque administrar los recursos del gobierno, sujetándose a las leyes, en beneficio de las mayorías. De entre todos los candidatos a puestos públicos, algunos están motivados por “el impulso” de vocación política, otros por avaricia y podría haber casos en donde solo lo harían ¡por vanidad!
En unas últimas décadas, hemos sido testigos de cómo varios políticos que han crecido en su carrera política terminan siendo cuestionados y señalados por “enriquecimiento inexplicable”, pues sus salarios (aunque sean bien remunerados), contrastan con su nivel de vida… y muy raras veces son llevados a juicio ¿es mucho pedir que un político sea coherente y que tenga convicciones sinceras para el puesto que fue elegido?
El Diálogo de hoy: – En la Notaria –
Notario:
Antes de leer el testamento de su padre, que ustedes ya conocen una parte, debo leerles esta carta que dejo para ustedes, les pido atentamente escuchen hasta el final, pues El me comento que sería muy difícil de asimilar.
Político:
Si ustedes están leyendo esta carta, es porque ya estaré muerto. Di instrucciones específicas de que mi funeral fuera los más discreto y breve posible, solo los miembros más cercanos de la familia podrían estar en mi funeral. Lo que tengo que decir es muy fuerte y no les pido comprensión, sino sólo que entiendan mis razones. Algunos de ustedes se preguntarán porque no les permití seguir mis pasos y, además, les puse obstáculos para que ni siquiera intenten entrar al mundo de la política, aquí les explico mis razones.
Desde muy joven me interesó todo lo relacionado al gobierno, primero militando en el partido como líder juvenil y más adelante apoyando con roles menores en las dependencias gobierno, fui muy tenaz y a los 33 años ya era diputado federal, a partir de ahí todo fue crecer en forma continua. Ustedes eran muy pequeños y no podían entender lo que hacía, saben que tuve muchos cargos: subsecretario, director, senador, coordiné bancadas y fui parte del gabinete presidencial durante 3 sexenios consecutivos. Cambie de partido político cuantas veces lo considere necesario, no tuve lealtad a nada. Pero también me abstuve de sobresalir, nunca el primero ni el segundo, pero si dentro los 13 principales del tirano en turno, manteniendo un perfil bajo todo el tiempo, realizando las tareas más bajas y viles que me colocan como un asesino, así como lo oyen ¡un asesino!
Nunca empuñe un arma para quitarle la vida a alguien, pero, mucha gente murió por todo en lo que colaboré y permití, incluso por mi silencio cómplice, mientras estuve en el gobierno.
Cuando inicié como diputado, pude ver el nivel de corrupción y podredumbre que rodeaba a la cámara, en un momento dado, quise salirme “del grupo” al que pertenecía, pero por cobardía y chantajes seguí adelante, ahí y en los diferentes puestos que tuve, apoyé a varias empresas nacionales y extranjeras, que cabildeaban con nosotros, para modificar y crear nuevas leyes que afectarían a la población, beneficiando solo a unos cuantos; yo mismo recibí trato de empresario al asociarme con varios de ellos.
Recibí mucho dinero, regalos y favores, pero, para no llamar la atención, me mantuve con una “avaricia controlada”, sabiendo que los excesos visibles me expondría. Hasta donde han leído, sé que estarán incrédulos por estas palabras, pues ustedes nunca supieron que haya sido perseguido por la ley o algún grupo político, aun después de muerto, nadie indague lo que obtuve, ninguna acusación ni señalamientos, por haber sido un hipócrita perfecto. No me siento orgulloso de decirlo.
Conforme crecía en riquezas y posesiones, su madre empezó a sospechar de lo que hacía, me hizo reclamos, pero, no la escuche; prácticamente ella murió de tristeza por mi culpa. En toda mi mal llamada carrera política, fui cómplice de robos sistémicos, tráfico de influencias, alianzas oscuras con el crimen organizado y otras cosas que prefiero no mencionar. Más de la mitad de la clase de política del país, se queda con un gran porcentaje del presupuesto que está destinado a la obra pública, es una verdadera rapiña; en otras épocas, si se descubriera lo que todos ellos y yo hemos hecho, seríamos condenados por traición a la patria… Ser fusilados sería poco, por el nivel de maldad con el que actuamos. Al llegar hasta aquí, entiendo que solo habrá odio hacia mi persona, no los culpo. Y también han entendido porque impedí de muchas formas que se involucraran en la política.
En mi herencia, solo el 11% de lo que tengo será para ustedes, es lo que obtuve con mi salario y ahorros legales, el resto ya lo destiné a obras de beneficencia y creación de organismos enfocados en la salud de la gente. Estoy arrepentido de todo lo que hice, en estos últimos meses he buscado el perdón de Dios, pero dudo que ustedes me perdonen y mucho menos espero el perdón de los ciudadanos que confiaron en mi persona. Olvídense de mí, no me mencionen con sus hijos. Solo fui un farsante que se aprovechó del poder y serví de instrumento a canallas de los niveles más altos. Desnudo salí del vientre de madre y sin nada volveré a la tierra.
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