Con una red estructurada de grupos en WhatsApp, es como alumnos y ex alumnos de preparatorias promueven fiestas y obsequian boletos al interior de las prepas públicas y privadas de la ciudad de Puebla. A estas “tardeadas” también acuden universitarios y profesores.
La intoxicación de jóvenes que ocurrió en el Salón Country por la presunta ingesta de alcohol adulterado el pasado 4 de noviembre. Esta situación atrajo la atención sobre los eventos que cotidianamente se realizan en salones de eventos sociales o casas privadas. Y cuyo mercado son los adolescentes que no pueden entrar a los antros al ser menores de edad.
Muchas son las organizaciones que promueven eventos dentro de las preparatorias de la BUAP y otros bachilleres públicos y privados como el Instituto Oriente o las prepas de la Ibero y la UPAEP. Lo hacen en dos modalidades: ofreciendo el cumpleaños de un alumno o un evento por temporada. Ya sea por el inicio o cierre del ciclo escolar, Halloween o Navidad.
¿Cómo operan los organizadores?
Según testimonios de jóvenes de las preparatorias de Puebla que acuden a estas fiestas y que eligieron el anonimato, los organizadores de los eventos que tienen lugar cada fin de semana, operan a través de redes sociales,. Difunden los flyers en historias de Facebook, Instagram y WhatsApp. Es en esta última aplicación, agregan a los jóvenes para invitarlos y les dan instrucciones para el acceso.
Puede haber hasta siete administradores por grupo de WhatsApp, a quienes dan el nombre del evento en cuestión y agregan un número para distinguir los múltiples chats de invitación.
Por grupo, incluyen hasta 100 personas. Se trata de un negocio altamente redituable, considerando que los boletos cuestan entre 80 y 300 pesos, dependiendo del evento.
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Las fuentes indicaron que los asistentes a estas fiestas son jóvenes de entre 15 y 24 años, provienen de las preparatorias y facultades de la BUAP, Ibero, UPAEP, Instituto Oriente, planteles del Cobaep y en general de todas las escuelas de educación medio superior y superior, públicas y privadas de la ciudad de Puebla.
Cualquier persona puede tener acceso a los chats o publicaciones en redes. Aunque las fiestas están destinadas a menores de 18 años que no pueden entrar a antros y bares.
Los organizadores acostumbran entregar los boletos afuera del evento y en los planteles educativos: “Para las preventas, les mandas mensaje y ya quedan de acuerdo”, asegura uno de los testimonios. Durante los recesos, realizan concursos de baile y otras dinámicas para ganarlos.
Gran parte de las autoridades de los planteles tienen conocimiento de estas actividades. Incluso, algunos docentes asisten a las fiestas, conviviendo con alumnas de preparatoria que suelen estar bajo los efectos de alguna sustancia.
Maestros asisten, ya sabes, el maestro fiestero, buena onda, van. No todos los maestros, pero unos sí”, indica una de las fuentes.
Alumnos suelen llevar sus propias bebidas y drogas a las fiestas universitarias
Los métodos que aplican los organizadores de las fiestas coinciden en distintos aspectos, como advertir que no venderán drogas. Por lo que son los propios estudiantes quienes llevan dichas sustancias.
En el caso del alcohol, predominan dos modalidades: que cada persona lleve sus bebidas o que las adquieran dentro de la fiesta. Como ocurrió en el Salón Country, donde los jóvenes se intoxicaron.
El lugar de la fiesta varía conforme a la fecha. Hay ocasiones, en que los organizadores de los distintos eventos frecuentan los mismos espacios. En otras, optan por nuevos, por lo que los eventos suelen ser rotativos.
De igual forma, el espacio, el precio y las dinámicas, depende de si los eventos son temáticos o si son por el cumpleaños de algún promotor o alumno. En una de las invitaciones difundidas en WhatsApp, se indican actividades como show de bailarinas, botargas y cabinas de foto.
El 8 de noviembre, el Congreso del Estado y el gobernador Miguel Barbosa Huerta, coincidieron en la importancia de regular estas fiestas para evitar nuevos incidentes. Para ello, obligarían a los municipios a modificar sus reglamentos sobre normatividad. Y hacer que los ayuntamientos estén al tanto de estas actividades, evitando así la venta de alcohol a menores de edad.
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