19 de Abril del 2024

La dignidad de las víctimas

Por Betzabé Vancini / /
 betzainter

El feminicidio de Ingrid nos conmocionó esta semana y, nos ha orillado a ver las polaridades del ser humano. Por un lado, quienes se indignan con su trágica muerte, y por el otro, quienes explotan el morbo de sus imágenes, los peritos que las difundieron, los medios que las retomaron y quienes sienten “la necesidad” de ver las imágenes o compartirlas.

Ingrid murió en circunstancias terribles, de la peor manera, a manos de su propia pareja. No obstante, en redes sociales hay gente opinando que de alguna manera “se lo merecía”, ya sea porque no continuó con la denuncia de violencia en contra de su pareja o porque no se fue de ahí “a tiempo.” Simplifican el fenómeno de la violencia hacia las mujeres hasta lo más simple: pues que se vaya. No entienden nada.

La violencia de género es un fenómeno muy complejo que se va tejiendo durante meses o incluso años y que va deteriorando la autoestima de la víctima al grado en el que, a veces, la persona cree que no hay otra vida fuera de esa, es decir, pierde toda esperanza.

Ahora, cuando la víctima ya fue golpeada, asesinada y/o mutilada, es expuesta al escarnio público como si fuera un espectáculo. Y, es precisamente este espectáculo que se hace de las víctimas, el que refuerza una cultura de odio a las mujeres en las que somos objeto de burlas aún después de la muerte. El asesino exhibe el cuerpo de Ingrid orgulloso de su obra y los peritos que toman y difunden las fotografías le ayudan a posicionarse en la agenda de medios como si fuera un logro.

Nadie merece ser vista en estas circunstancias, como si fuera un objeto, un estandarte de la muerte y la insignia del odio hacia las mujeres en México. Y ninguna persona merece ver a su familiar en esas condiciones, ¿tú podrías? ¿Te recuperarías de ver el cuerpo destrozado de alguien que amas? ¡Nos hace falta tanta empatía! Recordar que ese cuerpo que está ahí es ¡un ser humano!

Es por esto que, al menos en teoría, las leyes protegen a las víctimas. Protegen la difusión de imágenes, protegen su identidad al no colocar su nombre completo en ningún material de difusión, al no difundir sus redes sociales. Y entonces, ¿qué pasó aquí? ¿Qué pasará con los peritos que difundieron las imágenes? Que probablemente, incluso las hayan vendido a medios o a páginas amarillistas, ¿no habrá castigo? Probablemente no.

Ahora, ¿qué puedes hacer tú? En primer lugar, si aún no has visto las terribles imágenes, NO LAS VEAS. Créeme, perderás algo de tu humanidad al verlas. En segundo lugar, y esto es quizá lo más importante: no difundas imágenes de esta naturaleza y cuida tus comentarios. No atentes contra la dignidad de las víctimas implicando que de alguna manera “se merecían” lo que les ocurrió o hablando de las “muchas opciones” que tiene una persona que sufre violencia, como si denunciar sirviera de algo en este país, como si todas tuvieran una red de apoyo a la cual recurrir para pedir ayuda. No, cuidado con tus juicios, pues hablas desde tu situación y no desde la realidad de otras mujeres. No revictimices y, si te es posible, observa si a tu alrededor hay alguien que esté viviendo una situación de violencia. No juzgues, ayuda, apoya. Basta de creer que la violencia de al lado “no es nuestro problema”, sí lo es. La violencia de género es problema de todos y todas.

Como siempre, estaré atenta a todos tus comentarios y preguntas vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl

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