26 de Abril del 2024

Perfil de un depredador sexual

Por Betzabé Vancini / /
Tú, yo y el Ello...

Están en todas partes, parecen personas normales, incluso podrían ser amables; sin embargo, detrás de esta fachada de “persona común” se esconde una enorme habilidad para manipular a sus víctimas, para seducir y para hacerles creer que ellas tienen la culpa. Tal vez te hayas topado ya con alguno de estos sujetos que representan el lado más perverso del ser humano y rompen la seguridad en la intimidad de cualquier persona.

Lo primero que me gustaría explicarte es el por qué estos sujetos hacen lo que hacen y cuáles son sus torcidas motivaciones. Esto ayudará a que entendamos por qué deciden tomar el camino de la depredación y ayudará a que no los justifiquemos pues son responsables de su comportamiento. Un depredador sexual usualmente aprendió estas conductas desde casa: probablemente tenía un padre o un hermano que tenían la misma conducta y esto se normalizó en casa. Algunas veces tuvieron madres distantes que no les dieron afecto, lo que les llevó a odiar a las mujeres –o niños, u hombres jóvenes– y tener el deseo de someterlas, explotarlas u objetivizarlas como desearían haber podido hacer con sus madres. A esto le conocemos como ira desplazada, y es cuando un sujeto decide vengarse de su madre o padre pero no haciéndole daño directo a ellos sino a otras personas. Entonces, estos sujetos en algún momento de su adolescencia tardía o de su adultez joven DECIDIERON comenzar a maltratar, someter y explotar sexualmente a las mujeres a modo de una torcida compensación de cualquier hecho ocurrido en su infancia.

Ahora bien, es muy importante que puedas distinguir las conductas de un depredador y las señales de alerta que puedes ver. En la mayoría de los casos, tu intuición de hará notar que algo está mal y hay que hacerle caso, pues la intuición está ahí para protegernos. Estas son algunas de las características a observar:

1.- Apariencia: suelen ser personas que cuidan su apariencia y que incluso pueden resultar atractivos. Nadie se dejaría seducir por un tipo que parece un vagabundo ¿cierto? Ellos lo saben así que usan todas las herramientas a su alcance para verse lo mejor posible: visten bien, son aseados, se expresan adecuadamente, se perfuman, etc. Esta gente sabe que entre más confiables se vean, más fácil será ir introduciéndose en la vida de sus víctimas.

2.- Tienen Autoridad o Estatus: normalmente tienen algún título o cargo que les permita considerarles como parte activa de la sociedad. Por ejemplo, es frecuente que un depredador esté en algún puesto de valor moral como el sacerdocio, la docencia, la medicina, psicología, etc., o bien, que tenga algún talento que le haga sobresalir, por ejemplo, que sea deportista, músico, modelo, influencer, etcétera. Este título o esta escala moral le permitirá bajar las defensas de las personas a las que se les acerca pues “es alguien de provecho” y no solemos dudar de las personas destacadas en su campo.

3.- Grooming: Esta es una conducta muy particular que cumplen absolutamente todos los depredadores, desde Charles Manson hasta Jeffey Epstein. Una vez que se han acercado lo suficiente a su víctima potencial, comienzan con el grooming, que es una actitud de halago y conquista sutil hacia la víctima. Le hacen sentir especial, que realmente les importa. Es probable que el grooming incluya mensajes motivadores, llamadas, “confesión de sentimientos”, regalos, detalles que hacen sentir a la víctima cortejada, importante, querida, apreciada. El grooming también incluye una exhibición del estatus del punto dos, por ejemplo, “por mi trabajo he viajado por toda la república y nunca había conocido a alguien tan especial como tú”, esto hace sentir a la víctima hasta cierto punto comprometida a corresponder esta atención especial que está recibiendo del sujeto, especialmente si es alguien a quien ella conoce o admira. El grooming nunca es explícitamente sexual ni vulgar, va más hacia la sutileza de la seducción que al avorazamiento. En esta etapa es donde se puede despertar la intuición de la víctima y puede sentir que aun cuando todo parece perfecto, “algo no está bien”, lamentablemente, la mayoría de las personas ignoran su intuición pues hasta este punto “no tienen razones objetivas para creer que el sujeto es una mala persona”.

4.- El abuso paulatino: aquí es donde “se cobran” todo lo hecho en el grooming y empiezan las insinuaciones sexuales, las visitas a altas horas de la noche, las llamadas, los mensajes expresando la necesidad de verse, de sentirse. Es frecuente que en esta etapa comience el contacto físico casual: roces al cuerpo, besos cerca de la boca, caricias en el cabello, etc. Esto le confirma al depredador si la víctima tiene disposición de ceder ante sus avances o bien, si aún falta hacer más trabajo de grooming. Recordemos que un depredador sexual usualmente es alguien inteligente que ha repetido este patrón cientos de veces, por lo que conoce bien la conducta humana y la reacción de las otras personas. Rara vez se expondrá a ser descubierto haciendo un avance descarado, siempre será sutil y velado. En esta etapa puede usar una técnica de confusión mental hacia la víctima que conocemos como gaslightening, que consiste en hacer dudar a la víctima de sus propias percepciones, de su intuición y de su capacidad para decidir. Es probable que la persona se sienta culpable por “no frenar” los avances o que sienta que de alguna manera “está provocando” al sujeto.

5.- El abuso sexual. Lo diré fuerte y claro: si no hay consentimiento explícito de ambas personas ES VIOLACIÓN. Si una de las personas que está involucrada en la actividad sexual no está convencida o segura de querer hacerlo y cede ante la presión del sujeto que le seduce o que le coacciona psicológicamente para tener actividad sexual, es violación. No puede llamarse de otra manera. Este abuso puede ser repetido en varias ocasiones, progresivo e incluso, puede llegar al grado de volverse violento o de haber un condicionamiento explícito como: “si hablas de esto, nadie te va a creer porque yo soy amigo de tus papás y les voy a decir que te viniste a meter a mi casa.” En este punto, la víctima ya está demasiado condicionada y asustada como para frenar el abuso o incluso, para decirle a alguien lo que pasa, pues se siente culpable por “haber provocado” la situación.

¿Qué hacer?

En primer lugar, es muy importante que sepas que TÚ NO TIENES LA CULPA de haber pasado por eso, ni provocaste la situación de ninguna manera. Tampoco tienes la culpa de no haberte decidido antes a frenar el abuso, a irte o a denunciar. Es vital que sepas eso y tengas en cuenta que este tipo de mequetrefes se dedican a manipular personas buenas como tú y que ellos no merecen ningún tipo de consideración. Posterior a esto, te recomiendo las siguientes acciones que ayudarán a que te sientas mucho mejor:

– Habla del tema con alguien en quien confíes y cuéntale lo que ha pasado. Desahógate, llora, enójate, todo lo que necesites hacer para drenar el sentimiento que lleva ahí atrapado mucho tiempo.

– Busca ayuda profesional: La terapia es una excelente opción para abordar todos los sentimientos y el malestar que esto pudo haberte provocado y, además, ayudarte a sanar para no volver a ser víctima de otro depredador.

– Denuncia: si es posible de manera penal, pero si no, siempre puedes hablar del tema para poner en evidencia al abusador. Muchos de estos tipos se salen con la suya porque las víctimas no están dispuestas a generar “escándalo” o a confrontarles. Sin embargo, en el movimiento MeToo ya vimos que hasta los peces más gordos pueden caer. Vela por tu seguridad, pero no te calles, tú puedes hacer que no haya otras víctimas del mismo tipo que lleguen ingenuas a creer que es una buena persona.

– Apoya a otras víctimas: la mejor manera de sanar es ayudando a otras personas a hacerlo también. Únete a un grupo de ayuda, a alguna organización o encuentra una manera en la que tu testimonio y tu experiencia ayude a otras personas a salir adelante después de algo tan traumático como eso.

Recuerda que no estás sola. Somos una red cada vez más grande de mujeres que ya no quieren quedarse calladas ante el abuso y que nos acompañamos en este camino para sanar, crecer y ser plenas. No estás sola, te acompañamos todas.

Como siempre, estaré atenta a todas tus preguntas y comentarios vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl.

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