Cuando eres una de las plantillas más caras de la liga y tienes un equipo plagado de estrellas, no tienes justificación para llevar más de un mes sin poder ganar un partido. No hay pretexto para salir al campo y que los jugadores no sepan a qué jugar. El aficionado azulcrema es muy exigente y, hasta el momento, se le está defraudando.
El partido del sábado fue el claro ejemplo: si los jugadores del América hubieran estado igual de trabajados que los de Querétaro, no hubieran tenido dificultad alguna para vencerlos, pues la diferencia de planteles es abismal y, sin embargo, tenemos un Miguel Herrera que divide al equipo y su juego se basa en las individualidades del equipo que, tristemente, no le alcanza más que para meter pelotazos al área y a ver quién las puede rematar.
Estos juegos también nos han demostrado el por qué Marchesín está en el Porto y Memo tuvo que regresar a México. Es lógico que la afición esté molesta, y estoy a favor de que le exijan y lo presionen para que mejore su rendimiento. Es cierto, Marche le dejó la vara muy alta y Ochoa no ha podido hacer una de esas atajadas que dan puntos. Todo lo contrario: se han perdido por errores muy puntuales.
Gio ha regalado un solo juego bueno y de ahí, es un desaparecido más. Lo hablamos desde su llegada: es un jugador muy irregular, con más bajas que altas y para vestir una de las playeras más importantes de México, necesitas más que tu deseo de retirarte en el club. Los mejores años de Paul Aguilar se fueron y no hay quien le pueda hacer una competencia interna.
El equipo de Herrera está muy mal equilibrado y los jugadores de los que se esperaba algo, están muy por debajo del nivel. Salvo Roger, Jorge Sánchez y Córdova, pareciera que a todos los demás les queda muy grande la camiseta. Reitero, en parte no es su culpa, es un equipo que está muy mal trabajado en todos los aspectos.
No se pueden cegar por estar en liguilla, el torneo que están teniendo es pésimo y ambas partes (jugadores y cuerpo técnico) deben de tener una de esas pláticas donde se dice de todo y ponerse a trabajar. Están a tiempo de dejar de decepcionar al aficionado.
Ya no se pueden permitir jugar tan feo. No se pueden permitir ser exhibidos y abucheados al final del partido. Deben de creérsela y demostrar que son jugadores para el Club América porque, hasta el momento, parecen ser un equipo del montón.