Claudia Rivera y su primer año

Cuando Claudia Rivera se coronó como la candidata de Morena en la elección en 2018 fue una gran sorpresa, el partido para esa posición sí optó por uno de sus cuadros directamente de las bases.

Nadie lo creyó cuando además Rivera se convirtió en alcaldesa, cuando ganó la capital sin que en ese momento el partido hubiera podido ganar el gobierno del estado.

Ahí vino la pugna por el poder en la capital, el principal problema fue “quién le hablaba al oído”, y, en el nivel bajo, a qué militantes y simpatizantes podría ofrecerles trabajo en el Ayuntamiento.

Con la impugnación electoral emprendida por Miguel Barbosa, Rivera se vio en la disyuntiva de mostrarse dispuesta a colaborar con la entonces gobernadora, Martha Erika Alonso o apoyar a su candidato a pelar por el llamado “fraude electoral”.

El no estar por completo del lado de Barbosa, y luego que por las circunstancias él se convirtiera en gobernador, la puso en un panorama aún más complicado, políticamente.

Pero el gobierno, ya una vez iniciado con él al frente decidió comenzar a apoyarla, porque sabe que es fundamental que Morena mantenga el poder de la capital en las elecciones intermedias.

Hoy, a un año de su administración, sus problemas políticos no se acaban. Al principio, como dije fue el apoyo a Barbosa, su cercanía con Tony Gali y su comportamiento “políticamente correcto” con Martha Erika Alonso.

Después las posiciones de los morenistas, el apoyo en la elección al interior de Morena, cuando su familia trabajó con Alejandro Armenta.

Hoy, aunque su relación con Barbosa se ha recompuesto, viene otra lucha política por la continuidad.

El año dos estará más cercana la decisión de quién peleará para sucederla en el cargo y la difícil tarea de Morena de demostrar que sus alcaldes, de la capital y el interior del estado sí saben gobernar, que vale la pena volver a votar por ellos.

Los tres años de Claudia Rivera, como la primera alcalde de Morena de la historia de Puebla, serán complicados todos los días y el partido y sus principales cabezas no logran del todo apoyarla como garantía de continuidad en el poder.

Veamos hoy si lo logran en las entrevistas y los discursos del Primer Informe.