Saturday, 20 de April de 2024

Dios en el Poder

Martes, 14 Octubre 2014 02:27
Selene Rios Andraca

Guerrero es nuestra culpa

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Guerrero, sal de Guerrero. Huye. Búscate otro nombre.
Desaparece como esos estudiantes en fosas clandestinas.
Comienza de nuevo. Sólo así.
Brenda Ríos

Son casi las dos de la mañana, en Chilpancingo aún huele a humo, en las calles del centro llueven cenizas del Ayuntamiento incendiado, en el Palacio de Gobierno seis regiones están carbonizadas, las fosas clandestinas en Iguala siguen vomitando cuerpos anónimamente calcinados, los 43 normalistas de Ayotzinapa siguen desaparecidos y el gobernador Ángel Aguirre Rivero insiste en que su estado es gobernable.

Al gobernador guerrerense lo ha alcanzado una y otra vez su negligencia. En 1997 no supo qué hacer ante Guerrero devastado por “Paulina”, hoy 17 años después, no sabe cómo reaccionar ante su estado devastado por su gobierno, por el Ejército, por los narcoalcaldes y por el narcotráfico. La historia es dolorosamente cíclica.

Ante los destrozos en el Palacio de Gobierno, el Ayuntamiento y el Congreso del Estado, el gobernador guerrerense determinó valientemente no dar la cara. Salvo en una breve entrevista en Radio Fórmula en la comentó que afrontará el problema social y en la que juró por todos los santos que Guerrero es gobernable.

Claro, no dijo ni cómo enfrentará el problema social ni qué chingados significa para él esa palabreja tan sobrevaluada en estos días de crisis: “gobernable”.

Quizá para mi paisano, “gobernable” signifique:

Tolerar que José Luis Abarca Velázquez gobernara Iguala a pesar de sus nexos harto conocidos y probados con el crimen organizado.

Solapar el nacimiento de nuevos cárteles de droga: Guerreros Unidos, por ejemplo.

Minimizar la ejecución de docenas de personas al día en distintos puntos del estado.

Subestimar la agresión contra los normalistas de Ayotzinapa.

Dejar en la indefensión a los normalistas de Ayotzinapa durante su boteo en Iguala el pasado 26 de septiembre.

No enviar ayuda a los normalistas después del primer enfrentamiento con los Policías Municipales.

No detener inmediatamente a los Policías Municipales que persiguieron, acribillaron, mataron y después, detuvieron a los 43 normalistas hoy desaparecidos.

No consolar a las familias de los desaparecidos.

Permitir que el alcalde de Iguala se fugara.

Asegurar que las decenas de cuerpos de las fosas en Iguala no son de los normalistas —aunque la PGR dice que aún no hay elementos para decirlo—.

Minimizar las exigencias de su renuncia como gobernador.

Restregar el dinero público invertido en la Rural Isidro Burgos.

Ignorar —olímpicamente— las manifestaciones en su contra.

No comprender la suma de entes violentos de Oaxaca y Michoacán para apoyar el movimiento guerrerense.

Aminorar el motín de normalistas y maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación.

Esconderse del motín y de todo Guerrero.

**

Hoy Guerrero arde.

Por culpa de Ángel Aguirre.

Por culpa de los normalistas que secuestran camiones, civiles, ciudadanos y quien se les atraviese en su lucha.

Por culpa del narcotráfico y su guerra encarnizada por las plazas, por las cuotas y por el mando.

Por culpa del Ejército que permite los asesinatos masivos.

Por culpa de la prensa complaciente.

Por culpa de los guerrerenses indiferentes.

Hoy Guerrero arde y es nuestra culpa.

Por eso Brenda Ríos tiene razón, tristemente tiene la razón: Guerrero, sal de Guerrero. Huye. Búscate otro nombre. Desaparece como esos estudiantes en fosas clandestinas. Comienza de nuevo. Sólo así.

Queda.