El Mono viste a la moda

Crónica de un vestido blanco…

Hoy dejamos descansar al Mono.

***

12 de diciembre 2012; 1:00 p.m.

Ring, ring, riiiiiiiiiiiiiing

—Güey

—¿Qué pachoooo?

—Ya salió la convocatoria de ELLE México Diseña ¡chécala! El tema es Alta Costura en color blanco, sí güey, ahora van a hacer puros vestidos de novia, jajaja.

—¡Chin!

***

No sabía en lo que me iba a meter, pero sentí que era buen momento para participar.

Llegué a la oficina y lo primero que hice fue buscar la convocatoria e inmediatamente redacté la nota, todavía lo pensé. Tardé tres días dudándolo, me “aventaba” o me esperaba otro año, pero bueno, cof cof, ya no me coso al primer hervor, los años pasan y se me puede ir la oportunidad.

Con lápiz en mano, comencé a bocetar mi idea, tenía tanto en mente que no sabía cómo comenzar.

Cómo siempre me fui por lo más trabajoso, total, me sentí Súper-Mono, el que todo lo puede. Ajá sí pobre güey.

Las mejores vacaciones de mi vida #EpicFail

Me fui a Acapulco con toda la familia. Me la pasé como Witsi Witsi araña, tejiendo en todo momento, en lugar de tener arena en los calzones, tenía borritas de hilo.

Regresé a Puebla y seguí tejiendo, pero ahora se anexó una actividad más “bordar” es taaaaaaan bonito bordar, claro cuando sólo te sientas unos minutitos y juegas con la aguja, pero pasar casi 3 semanas bordando, de verdad nomás veía el hilo, la aguja, las chaquiras y los canutillos y me daban ganas de vomitar.

Iú.

Llegó el momento, hacer la tan grande y enorme falda, sí esa que no quisieron hacerme 3 costureras. Como el tiempo ya apremiaba y obviamente no podía perder más, pedí a gritos una máquina de coser, prestada claro.

Gracias Nalle por prestarme tu máquina, rosita, chiquita y súper luchona, me dio batalla pero bonito, precisamente ese día que me prestaron la máquina, algo más llegaría a mi desgracia.

¡Sonríe Mono, sonríe!

El estrés estaba a todo lo que daba, llevaba ya varios días durmiendo unas 4 horas. Lo admito: comía por comer, en realidad no me daba hambre y eso en mí está cabrón, porque, como peor que perro de mercado.

Llegué a CENTRAL, cómo siempre, sonriente, con mi Ipod rosa y cantándole a los pajaritos y mariposas.

Algo me pasaba, sentí unos piquetitos en mi cachete derecho, mmm, no hice caso, comencé a buscar notas e información, a checar los medios y ¡Oh Dios! Mi ojito comenzó a “brincotear” cual chamaco en recreo.

Salimos a comprar algo para el “monchis” ya hacía hambrita, ahora no era sólo mi ojito el que estaba algo inquieto ya era también el cachete y ahí si me dio miedo.

Ah canijo, esto no está bien. Pensé pero seguí en lo mío.

Cuando le di la primer mordida a mi torta de milanesa y el primer trago a mi “chesco”, sentí que el cielo se me venía encima, no sentí sabor alguno, mi lengua estaba entumecida, como cuando tomas jarabe de eucalipto, esa misma sensación tenía, ahí fue cuando pedí auxilio.

Inmediatamente un convoy de ambulancias, paramédicos y brujos de Catemaco llegaron a mi auxilio.

Jeje..

No es cierto, David me llevó al doctor, porque ya veían mi cara un “poquito” escurrida.

Diagnóstico: Parálisis Facial, ándale Mono sigue con tus pend…

Aguántese como los Monos

Pues sí, se me fue la boca chueca, miles de inyecciones, bueno no fueron tantas pero sentí como si fueran miles, ni modo a seguirle, apenas llevaba un 30% del vestido, ya la fecha límite se acercaba.

¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!

A paso de Mono, seguí con el dichoso vestido, que a estas alturas, ya me había salido más caro que las medicinas. No sé en qué momento, el vestido casi se hizo solo, sí no me fumé nada, de verdad, un día tenía todo en pedacitos y al día siguiente ya lo tenía armado por completo.

Tal vez fue el hada Madrina de Cenicienta.
O el Hada costurera.
O el Mono-Hada Costurera.
O, en una de esas, cosí el vestido en medio una vigilia onírica que no recuerdo.

A velocidad de la luz seguí trabajando, tejía un rato, otro bordaba, otro cosía y así se me pasó otra semana.

Faltaba un día

Ya tenía mis “tompiates” en la garganta, faltaba un día para cerrarse la convocatoria y yo no terminaba, ya no sabía que hacer, estresarme más era imposible, bueno además por las pastillitas que te bajan el estrés pues la neta ya no podía más, como que andaba en cámara lenta.

Sí, pasó por mi mente la idea de abortar la misión, ni modo, “ahí pa’ el otro año será”.

Esa noche me acosté y comencé a pensar en todo lo que había pasado, todo lo que ya había hecho y sobre todo lo que ya había gastado y fue cuando me dije a mí mismo:

—Mí mismo, no manches, ya te falta un poquito, ándele, aguántese como los Monos.

¡Zas! Me paré de la cama, me fijé en lo que me faltaba por hacer y trabajé como loco, hasta eso, no fue mucho tiempo ya que las benditas pastillitas tranquilizadoras hicieron su efecto y ¡Sopas! Caí cual Mono bebé recién bañadito y me quedé bien jetón.

Al día siguiente terminé el bendito vestido ¡Por fin! Casi lloro al verlo en el maniquí, ya terminadito, claro con algunos detalles pero bueno ya listo para tomar las fotos e inscribirme al dichoso concurso.

Llegué a la redacción ya más tranquilo y listo para inscribirme, en eso, vi en mi muro de FB, una publicación de la página oficial del concurso en el que decía: Extendemos la fecha para inscribirse, tienen hasta el 10 de febrero para mandar la foto de su diseño ¡Suerte!

Sí, ahí estaba, y no tenía muchos “me gusta” no sé por qué.

La verdad, cuando leí eso, sentí más culero que cuando me dio la parálisis facial.

La recta final

Ya más digerida la noticia de la prórroga para la inscripción y más tranquilo, pues me dediqué a terminar esos detallitos, sí entre ellos colocar 2400 estoperoles (que en realidad era lo que me faltaba), con los dedos picados, la cara un poco “normal” y una tremenda satisfacción, ahora sí di por terminado dichoso vestido blanco.

Ya estoy a días de inscribirme y ver qué pasa.

Espero que esta historia no se quede solo en esto que les conté, espero relatarles el casting, la semifinal y obviamente la gran final.

#SueñasMono

¿Quieres ver un adelanto de mi diseño?



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