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Dios en el Poder

Jueves, 06 Agosto 2015 13:09
Selene Rios Andraca

Tips para sobrevivir a la canícula y a la #GaliPlaya

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En un mundo ideal, en el que no existieran las envidias, los malacopas y las sardinas enlatadas, nadie tendría que ir a la oficina o a la escuela o al puesto de jicaletas en plena canícula. Es un hecho, con estos calores y este sol endemoniado que deja caer todos sus rayos ultravioletas es más peligroso ir a trabajar que quedarse en casa tirado en el piso con poca ropa e ingiriendo alguna bebida refrescante. No falta el loco que nos grita, nos mira con odio, hace las cosas mal o se queda dormido después de las 11 de la mañana por el sopor que trae el desmadre ese de la estrella a un lado del astro rey.

No crean que estoy en pleno drama canicular o que soy de esas personas que huyen despavoridas de los climas cálidos como mi maestra de la primaria, Goyita, de los rastrillos. Para ná. Al contrario, el drama es porque mi umbral para soportar las altas temperaturas es bastante holgado, pero en las últimas horas he estado a punto de rendirme y abandonar todo: escuela, oficina, familia, amigos y hasta la tesis —ya sé que les prometí una columna sobre este punto, pero créanme aún no tengo nada interesante qué decirles— porque hay momentos del día en que puedo jurar que estamos en Iguala.

El caso es que prácticamente crecí en Acapulco. Mi papá solía llevarme a casa de la abuelita Pifa o de la tía Tina cada fin de semana y casi siempre, terminábamos en alguna playa —Papagayo, Condesa, Caleta— comiendo pescadillas con salsa verde.Mis genes costeños y mi sangre tropical me dan un aguante natural para el trópico, pero nadie me advirtió que la canícula en Puebla es la antesala del infierno: hace un calorón endemoniado, el sol está picoso y no hay playa para consolarnos.

¡No hay playa!

Bueno sí hay una en el zócalo. Quise decir: ¡No hay mar para consolarnos!

Hay momentos en que estoy segura que el confundido del Diablo Costeño anda por aquí, ya saben, muy sabroso con sus lentes oscuros, sus bermudas y su aceite de coco en botellas de salsa búfalo convenciendo a cualquier cristiano de irse con él a cambio de un coco con ginebra o una chela bien fría.

Para que ustedes queridos lectores no sufran más, les traigo unos tips súper útiles para sobrevivir a la canícula. Sigan los pasos cuidadosamente y les aseguro que cuando reaccionen ya estará el otoño encima de ustedes y la calorts será un mal recuerdo veraniego que las lluvias ahogaron en algún bache de la ciudad.

1.      Vaya a su autoservicio de preferencia y compre una alberca inflable o de piso. El costo anda entre los 500 y los mil pesos, así que es una opción práctica y muy barata. Debido a que el agua en Puebla es bien fucking cara, llénela y métase con su familia, amigos y vecinos.
Prohíba que alguno se orine en la alberca improvisada porque usará la misma agua durante toda la temporada. Si se le empuerca el asunto, échele unas gotas de cloro para matar cualquier bacteria, bicho u hongo.
Si de plano está muy cara la opción, puede usted hacer coperacha con los vecinos, o de plano vaya a Veana y compre una tina amplia para su goce individual. Si no quiere estar solito en su tina, convenza a su pareja, a su mejor amigo, a su compañerito de la escuela de comprarse su propia tina y hacen una “Tinada” con aguas frescas, chicharrones y taquitos de suadero.
En caso drástico de problemas financieros extremos, báñese a jicarazos en su azotea o patio trasero. Ojo, no dé show que luego esos videos se hacen virales y termina uno siendo la burla del barrio o la escuela.
¡Suerte!

 

2.      Por ningún motivo, ni porque crea usted que es la mejor opción para bajar la temperatura de su cuerpo o para pasar una tarde lúdica, se vaya a parar a la #GaliPlaya. No lo haga. Lo único que va a conseguir es una insolación, que se le quemen las patitas y que se le ensucien las huarachas y las uñas de los pies —ya ve que es re trabajoso quitarse la mugre de las uñitas— Sé lo que le digo.
Si no puede con el morbo y ya campaneó a toda su familia para pasar el día en la #Galiplaya, le advierto: no puede llevar el sándwich de atún, ni el de jamón con queso pegado, ni el de huevo con frijoles. Aborte. Cómase los sándwiches en la micro o en el carro, pero no llegue con sus bolsotas de Bimbo porque los #GaliPlayeros se indignan.
Si su mamá o su tía se esmeraron con los tacos de arroz con huevo, de nana, buche o nenepil, écheselos antes de salir de la casa o en la periferia de la #GaliPlaya, total mide como 20 por 20 metros. Siéntese en uno de los costales contenedores de la “arena” y aviéntese sus taquitos con rábanos. Nadie podrá molestarle.

De preferencia lleve una sombrilla y una cubeta, para que su chamaquito acarré agua de la fuente de San Miguel para que ni usted ni su familia se estén comiendo la tierra de construcción que se levanta a la menor provocación.  

También jale con su libro favorito, no espere encontrar ningún título decente en la #GaliPlaya, excepto alguno perdido de Allan Poe, César Vallejo, Rubén Darío y Machado.

Si se le olvidó el libro o la TvyNotas, el Instituto Municipal de Arte y Cultura facilitó un stock amplísimo de temas de importancia: el confort de los suelos planos; la vida en el bachiller en una comunidad vasca; autoreflexiones para salir del pie de atleta; superación personal y liderazgo en las empresas dedicadas a la compra-venta de tambos industriales.  

 

3.      (Tip mega especial) Si tú eres de esos afortunados que pusieron una playa en el zócalo capitalino y eres el principal administrador y creador del proyecto, debes seguir leyendo esto:

3.1 Por muy europeo que esté en tu cabeza, la arena de construcción nunca, jamás, en la vida será una buena idea para hacer una playa en la ciudad. Nunca.
“Hagamos una playa con arena corriente para la construcción. Será un éxito”, dijo nadie nunca.
Hay varios tipos de arena para este tipo de proyectos, por ejemplo la de río que es muy buena y explotable, es decir, se puede utilizar posteriormente para alguna obra del Ayuntamiento.

3.2 ¡Moja la tierra con mangueras, no con botecitos de medio litro de agua! Aunque creas que tu idea es muy europea, compra una pipa y empapa el arenal a las seis de la mañana, aplánalo con tus ayudantes y mantenlo fresco durante todo el día. Para que cuando algún despistado se siente por ahí, no crea que está en el centro de la tierra o en suelos termales.
Con la tierra mojada tendrás un espacio fresco y no se levantará el polvo.  
Claro, lo debes hidratar unas tres veces al día, pero NUNCA con botellas de medio litro. #nojodas

3.3 Si tu intención europea es que la playa "europea" sea para leer, mejora tus títulos o cámbiale el giro. No arruines a los escasos lectores en Puebla ni los ahuyentes con obras sin importancia. Contrata a personas que sepan imitar y hazlos jugar a las charadas, a mímicas; hazlos cantar con algún karaoke barato; ponles un Xbox y haz un torneo de Fifa Futbol; pon música clásica o lounge… uff. Préstales la matatena, la rayuela o unos dados.
 
3.4 Aunque en Europa no sea así, tú: ¡deja que las personas puedan tomar agua o comer botanas! No seas inhumano, déjalas ingerir algo durante su estancia en el montículo de tierra. Al fin y al cabo es vil y pinche tierra ¿no?

3.5 Las sombrillas de lona en plena canícula son una mentada de madre aquí, en Europa o en China porque hacen el efecto invernadero. La próxima vez que tengas la puntada de hacer una playa en el zócalo, pide permiso para colocar palapas: son frescas y lindas.

3.6 Si lo único que ofreces a la gente para refrescarse en tu arenal gigante es un tobogán con agua puerca y ves que hay filas de hasta una hora para montarse al armatroste, no seas tacaño ¡Contrata dos o tres!. Total cuesta entre 2 mil y 2 mil 500 la renta al día. Tampoco te va a desfalcar si colocas otro más, u otros dos.

 

4.      Para cerrar con broche de oro, les revelaré el secreto mejor guardado de los costeños de todo el mundo. Quizá usted como yo, se pregunte todas las noches cómo diablos hacen ellos para dormir a más de 30 grados centígrados sin clima.
Este secreto es milenario y ha sido transmitido de generación tropical a generación tropical sin que antropólogo o sociólogo alguno lo haya develado o estudiado.
Se equivoca al pensar que los costeños “están acostumbrados” y podrían dormir sobre una lámina caliente. Mentira. El secreto que me fue confiado por mi abuela paterna, la abue Pifa, una noche acalorada en El Ticui es… es…
—Ya me dio permiso mi papá de revelarlo, dice que cambiará el curso de la humanidad, pero que dado el calentamiento global todos los seres humanos tienen derecho a conocer uno de los principales recursos para la supervivencia en altas temperaturas—.

¡Mojar tu calzón!
¡Mojar tu calzón!
¡Mojar tu calzón!
No, no es albur.

4.1 Antes de acostarse o salir a la calle, vaya al baño y moje su calzón en el lavabo, exprímalo bien y póngaselo de nuevo. Su cuerpo se lo agradecerá.

Uff.

Espero que esto les ayude a sobrevivir, de momento como ando en las paradisiacas playas de Veracruz mojaré mi calzón para irme a pasear un rato.

Miauj.