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Un día no muy lejano haré una amplia columna sobre mis problemas personales y obsesiones más profundas, nomás para cambiar de tema y darle dinamismo a este asunto de las columnas políticas. Llevo meses leyendo sin ganas a la fauna periodística poblana, porque el que no se la pasa diciendo que todos nos equivocamos y que Rafael Moreno Valle volvió a demostrar que está hecho de acero y que sus deseos son cumplidos a cabalidad dentro y fuera del PAN, está el que se la pasa diciendo que el morenovallismo fracasa y no se cansa de fracasar.
Sí ya sé que estoy en la última categoría, pero por eso les digo que un día de estos me verán iniciando la columna con que tengo un fuerte trauma con los chalecos y que en toda mi vida no he sido capaz de usar alguno. La única vez que compré uno fue cuando iba en la preparatoria y mi hermano me hizo el favor de quitarme las ganas de manera tan contundente que han pasado más de 15 años y sigo sin usar un chingado chaleco. Lo bueno es que no se han puesto de moda, sino santo drama que estaría haciendo.
Asumo que hay cosas más traumáticas en la vida que estar imposibilitada emocionalmente para usar chalecos, como por ejemplo no saberse poner las calcetas del lado correcto como nuestro Presidente Enrique Peña Nieto; tener cientos de memes en las redes sociales por las patitas de canario o por el cachetero que llevó a la carrera o qué tal el primer encontronazo —por no decir la frase sexista-vegetal al respecto— entre los nuevos líderes partidistas Ricardo Anaya (PAN) y Manlio Fabio Beltrones (PRI) o la fiesta de las traiciones al interior de la burbuja morenovallista.
Ay nanita, la ranita.
Ya llegaron esos días en que un morenovallista muerde un lado a un morenovallista y del otro lado, otro morenovallista muerde a otro. Santa mordedera. En la burbuja del gobernador poblano las traiciones están a punto de provocar una implosión extra sexenal.
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De momento, el conflicto está centrado en la dirigencia del PAN. Lo único en lo que están de acuerdo todos es en sacar a Rafael Micalco lo más pronto posible, pero en el sucesor nomás no hay unanimidad. DE un lado están los que apuestan por Genoveva Huerta y del otro, los que van por un tal Jesús Giles —le diría licenciado, pero el chamaco apenas tiene la prepa y lo corrieron de dos universidades creo que por no-muy-listo— que está a nada de un shock nervioso.
El que más sufre las puñaladas entre los morenovallistas es Jesús Giles.
Un día le dicen que sí va y al otro que no.
Que será el próximo dirigente del PAN y luego le dicen que no, que siempre no, que mejor ya no.
Un día le dicen que siga con sus cursos de Oratoria, Imagen Pública, Manejo de Medios y Debate, y al día siguiente que lo olvide todo y que se vaya a su casa.
Un día le dicen que regale computadoras, escritorios, despensas, banderas, papalería y al otro día le dicen que mejor venda todo lo que sobró y le entregue el dinero a su padrino político.
Un día le dicen que no baje la guardia que será el próximo dirigente del PAN y al día siguiente le recomiendan retomar los estudios en algún sistema abierto de alguna universidad patito, aunque sea para sacar el título.
Un día le dicen que Moreno Valle ya dio la orden para que sea el sustituto de Rafael Micalco y al otro día le dicen que mejor se regrese al Comité Municipal del PAN con Pablito.
Un día le dicen que no hay marcha atrás y que aunque no tenga ni la licenciatura y lo hayan corrido de todas las universidades de Puebla será el Líder del PAN y al otro día que lo más seguro es que vaya Genoveva Huerta.
Un día le dicen que será él y nadie más que él, porque Tony Gali ya vetó a Genoveva Huerta y al otro día, le avisan que Tony Gali ya le retiró el veto a Genoveva Huerta.
Un día le dicen que él será el mero-mero porque Eukid Castañón es el más cabrón de todos los monorevallistas y al otro día le dicen que don Eu, Don Eu está exiliado y no puede meter más su cuchara en Puebla.
¡Y yo quejándome porque no puedo usar chalecos!
Piedad. Van a dejar loco al preparatoriano de 27 años, piedad.
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La caída de Jesús Giles/Eikid Castañon de la Dirigencia del PAN comenzó hace unas tres semanas, días después del exilio del Gran Operador a la Ciudad de México.
El primero en pedirle a Rafael Moreno Valle “reconsiderar” al próximo dirigente del PAN fue Pablo Rodríguez Regordosa, quien suplicó valorar otros perfiles con más méritos que Giles, como Genoveva Huerta.
Moreno Valle ni siquiera dejó que Pablo Rodríguez terminara con su idea, cuando le gritó que dejara el tema en paz, que la decisión estaba tomada y que según Eukid, el mejor para el cargo era Jesús Giles y nadie más.
Pablo suplicó y otra vez, le gritó que no, que se callara.
El segundo en proponerle Moreno Valle “reconsiderar” el perfil del próximo dirigente del PAN fue Jorge Aguilar Chedraui, quien planteó otros perfiles con más méritos que Giles como por ejemplo Genoveva Huerta.
En esta ocasión Moreno Valle escuchó a Aguilar Chedraui, quien no dejó de repetir que lo único valioso de Giles era su obediencia ciega y único defecto que esa obedienci ciega era para Eukid Castañón y no para los intereses del morenovallismo.
Moreno Valle le dijo a Jorge que lo pensaría.
La tercera en pedir la cabeza de Jesús Giles fue Patricia Lela. La diputada le rogó al gobernador buscar otras opciones con más méritos que Giles, como Genoveva Huerta.
Moreno Valle le dijo a Paty que lo pensaría.
A la traición contra Eukid Castañón se sumó el resto de los morenovallistas. Ninguno lo quiere de regreso menos con un tentáculo en la Dirigencia del PAN.
Mientras todos muerden al exiliado, otros se muerden entre sí.
Que comience la fiesta, que ya sabemos cómo terminará el Festejado.
Ya tengo mis palomitas y mi refrescote con harto hielo.
Miau.