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Juan Pablo Piña sabe que sus números no levantan. Sus verdaderos jefes saben que los panistas de Teziutlán o no lo conocen o no lo quieren.
Juan Pablo resopla. Se lleva las manos a la cabeza. Denota preocupación. ¿De qué sirvió inventarle un cargo público? ¿De qué sirvió llevar cajas y cajas con despensas? Allá en la región de Teziutlán sus números no cuadran.
No sólo lo digo yo hace unos días lo reveló Arturo Rueda en su columna publicada diariamente en el periódico Cambio.
Piña está en aprietos. Obvio porque sabe que si le queda mal a su jefe, quedará fuera del proyecto. Lo enviarán a la congeladora y en el PRI ya no tiene cabida.
Por ello, ya le mandaron a llamar a dos operadores. Uno de ellos un experto en ingeniería electoral. Desde hace varios sexenios Omar Blancarte se ha dedicado a ser un mapache.
Es correcto lo que está pensando. Blancarte está de regreso y sí, operará la elección de Teziutlán. Es decir, tuvieron que mandar a llamar al plomero para que arregle todo este desastre (es un eufemismo dado que hablamos de un fontanero) porque estamos a dos meses de los comicios.
La entrega pasada hablé de que serían 8 mil pesos para los operadores que apoyarán a Piña. Cometí un error. Una fuente del equipo del candidato reveló que sí son ocho mil pesos pero para cada uno de los líderes de sección y no, no son para toda la campaña. Son quincenales. Es decir por cada uno de los líderes son 32 mil pesos.
Un detalle extra: son 40 secciones. Entonces haga números. Esta campaña salió digamos onerosa. No es de casas blancas, ni de helicópteros, ni de tarjetas de Soriana y mucho menos de créditos estilo Monex, pero sí de papel moneda.
¿Cuánto vale el voto? Es lo de menos, estos seccionales deberán repartir a sus áreas el dinero para asegurar que el día “D” salgan a votar en fila india.
Y es que en ese distrito se juega mucho, Nancy de la Sierra sí es apoyada por Enrique Peña Nieto. Además es la esposa del alcalde de San Pedro Cholula, quien además es uno de los líderes de Movimiento Ciudadano. Por su parte Piña es uno de los candidatos que más ha respaldado Rafael Moreno Valle Rosas.
Ah sin olvidar que es hijo del gobernador priista Mariano Piña Olaya aquel que presumía ser oriundo de Champusco, una locación que está entre Atlixco y Huaquechula, pero que no es ni ranchería ni junta auxiliar, sólo es… Champusco.
¿Ahora sí se ve la mano de Omar Blancarte? Sí y no es un enemigo pequeño, pues ha operado elecciones para los más variados priistas. Ahora ya está de aquel lado.
Otro operador que le contrataron a este político en ciernes es Armando Cañedo quien ha estado al frente de las Cordes de la SEP.
No hay duda, se trata de ganar. De no dejar pasar. ¿Y saben qué? Está tan jodido el PRI poblano que seguramente ni es necesario gastar tanto dinero ni contratar a los mejores mapaches electorales (Blancarte como un ejemplo). Así como están las cosas los candidatos del PAN en Puebla pueden vencer.
No porque sean muy buenos candidatos, no porque hagan la campaña del siglo. No, sino porque no tendrán oposición. La lideresa del PRI resultó peor que su antecesor, además, con lo mal que anda Peña Nieto y sus funcionarios cualquiera le ganaría la apuesta a un sistema que de por sí apesta.
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Preguntas de campaña:
El pasado domingo, para variar, muchos panistas subieron a sus redes sociales el arranque de campaña de sus candidatos. Un caso llamó la atención: había banderas y pancartas a favor de Cabalán Macari como diputado suplente.
Es la primera vez en la historia que se hace campaña por un suplente. Siempre es a favor del propietario o de la fórmula, pero no sólo del segundo.
Las preguntas que surgen son: ¿Tan malo es Ángel Trawitz que es mejor posicionar a Cabalán? ¿Es para hacerle camino, otra vez, a la minigubertura del 2016 al ex secretario de Infraestructura? ¿Es un mensaje para Tony Gali por sino se pone las pilas? ¿Es el verdadero caballo negro?
Resulta extraño, pero la campaña es más para Cabalán que para el regidor con licencia.