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Hace una semana el gobierno galicista anunció su obra estrella de su gestión: la destrucción de la obra emblemática del dogerismo, el puente 475 para darle vida a un puente más moderno y mejorado: Nodo Vial Atlixcáyotl.
La obra es atractiva porque en efecto el puente del dogerismo presenta serios problemas y ya no combina con esa zona de la ciudad, sin embargo, la maniobra más que arquitectónica tiene un tufo electoral que podría revertir la intención.
El reto es la destrucción y reconstrucción del 475 en cinco meses, para suavizar la salida de Tony Gali del Ayuntamiento y para ganar simpatizantes a la causa.
¿Son necesarios 362 millones de pesos para eso? La estrategia político-electoral podría ser contraproducente si se presentan fallas, retrasos o sobrecostos. El enojo de la ciudad desquiciada por el caos vial estará vigente en plena campaña y si el conflicto vial no se resuelve, el costo será altísimo e irreversible.
Quizá los asesores calcularon cuántos simpatizantes se pueden ganar, pero el punto es cuántos poblanos serán beneficiados con la obra de la población estatal y si ese puente será la solución para problemas en otras regiones del estado y de la ciudad.
Si todo está calculado y se trata de la idea millonaria para ganar la gubernatura, esos 362 millones de pesos serán los mejor gastados en esta campaña y de lo contrario será mortal.