Tuesday, 19 de March de 2024

Dios en el Poder

Martes, 24 Febrero 2015 03:07
Selene Rios Andraca

Un odio menos en la política de medios de Moreno Valle

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Uno de los problemas fundamentales de la política de medios del gobierno de Rafael Moreno Valle es que está filtrada y basada en los odios del mandatario, en los odios de su Director de Comunicación Social, en los odios del Subdirector de Comunicación Social, en los odios de los empleados de Comunicación Social, en los odios de los conocidos de los empleados de Comunicación Social,así como en los odios de los aliados del gobernador, director, subdirector, empleados, asistentes de Comunicación Social, etcétera.

Ufff.

Es la historia de nunca acabar en estos cuatro años y  en los que restan. Por eso nunca ha sido relevante ninguno de los siete, ocho o diez cambios en la mencionada Dirección. El único eje rector que ha prevalecido y que hasta se ha radicalizado con el tiempo es el odio que el mandatario ha anidado desde sus primeros pasos en la vida pública.

Y lo mismo han hecho los empleados del mandatario: segregar por fobias y por filias. Quizá por eso la Dirección de Comunicación Social sea hoy el área menos profesional y menos efectiva del gobierno. No hay estadísticas ni mediciones ni seriedad en la toma de decisiones sobre los medios de comunicación, sólo emociones y sentimientos. Ahí se jodió la cosa.

En plena crisis de Chalchihuapan la Dirección de Comunicación Social diseñó una estrategia no para defender al gobernador de la muerte del niño José Luis Tlehuatle, sino para mermar la nula credibilidad de los medios aliados.

Bastante paradójica la política morenovallista: a los aliados les partió la madre por obligarlos a obedecer y a repetir las versiones gubernamentales por más absurdas que sonaran y a los incómodos los sometió al  y a la exclusión.

Desde hace unas horas  Fernando Crisanto recibió la infalible patada del morenovallismo que lo dejó fuera del proyecto presidencial: desprestigiado, confrontado y desempleado. —Y supongo con más lana que con la que llegó—.

Cuando me enteré de la salida de Crisanto me preocupé por dos cosas fundamentales para la política de medios del morenovallismo: quién va a ir por las tortas de ahora en adelante y quién se encargará de odiar a los críticos del mandatario.

La preocupación se esfumó en cuanto supe que Sagrario Conde ocupará el lugar de Crisanto en el más amplio sentido de la palabra. Me tranquilizó saber que no habrá crisis de tortas ni de odios en la administración estatal.

Ufff.

Lo que no entiendo de la vida es por qué en un solo día te da tanto. En la mañana, la fatídica noticia de la salida de Nay Salvatori de Exa Puebla —quien pudo disculparse humildemente por humillar a una mujer golpeada y ahorrarse el desempleo— y por la tarde, la patada a Fernando Crisanto.

#Zasculeros

**

Desconozco el futuro laboral de Fernando Crisanto. No sé si se va definitivamente del gobierno o si de ahora en adelante hará los boletines, grabará las entrevistas del gobernador, archivará las notas periodísticas o será el encargado de hacer los Rafa-lunch para los reporteros de la fuente, pero espero que decida regresar pronto al periodismo porque se extraña su pluma fina para el halago y certera para la adulación.

En sus dos años como funcionario público, Fernando Crisanto trasmutó en uno de los principales censores de Puebla y fue el orquestador del boicot a medios locales y nacionales por su línea editorial.

Dios en el Poder presenta una lista de 9 razones por las que ningún periodista de Puebla, ——bueno al menos yo— extrañará a Crisanto ni le llorará en su tumba (laboral).

1.      Ocultó la agenda pública del gobernador Rafael Moreno Valle

2.      Discriminó a la prensa no-morenovallista

3.      Excluyó de eventos públicos a la prensa incómoda al régimen.

4.      Recurrió a un sinfín de artimañas (pueriles) para evitar que CENTRAL llegara a los actos públicos del gobernador.

5.      Mintió reiteradamente para dejar fuera a CENTRAL de actos públicos.

6.      Jamás se dignó a responder ningún reportaje preciso o impreciso publicado en los medios de comunicación.

7.      Instauró la política del silencio para contrarrestar las críticas contra el gobierno poblano.

8.      Le gritó a los periodistas aliados que lo obedecieran.

9.      Grilló a los periodistas aliados con el gobernador.

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La última vez que hablé con Fernando Crisanto fue en agosto de 2013. Le llamé para gritarle. No supe más de él. En fin.

Queda.