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Al gobernador Rafael Moreno Valle ya le urge un nuevo juguete, ahora quiere un trenecito. En las prioridades del gobierno de Puebla, se encuentra la implementación de un tren ligero que parta del Museo del Ferrocarril hacia las Pirámides de Cholula para compartir el tráfico de turistas entre ambos municipios y como medio de transporte público. El trenecito de Moreno Valle de 17.5 kilómetros tendría un valor aproximado de 300 millones de pesos y el recorrido sería en 35 minutos.
Aunque los argumentos son “turístico” y de “transporte”, el monto de 300 millones de pesos es superior a los presupuestos anuales de la Secretaría de Turismo y de la Secretaría de Transporte. Además, con 300 millones de pesos, Moreno Valle podría implementar medidas para atacar su principal debilidad: la proliferación de pobres en la entidad.
El nuevo tren no resuelve ningún tema de fondo de la entidad y luce más como otro capricho del mandatario. Detrás del tren no hay políticas públicas sólidas, objetivos sociales contundentes o condiciones para escalar en los índices de Competitividad o Desarrollo.
Es grave que las ocurrencias estén delineando el gobierno de Moreno Valle, pues al final de su sexenio, será recordado por sus excesos y no por sus logros. Cada quien elige su veneno y cómo morir con él.