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Palabras denigrantes, tocamientos exagerados y hasta golpes o burlas, es a lo que mujeres en Puebla se enfrentaron durante su labor de parto al ser víctimas de la violencia obstétrica.

A través de un sondeo realizado por CENTRAL, se comprobó que, de cada 10 mujeres, seis padecieron algún tipo de humillación o daño al dar a luz. Y es que, sin importar la edad de la madre, los riesgos o el año en el que sucedió, al 2023 continúa vigente esta práctica.

De esta manera, también lo refiere el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH).

En su estudio del 2021, precisó que el estado de Puebla ocupó el séptimo lugar a nivel nacional con más mujeres víctimas de violencia obstétrica.

De las 402 mil 912 mujeres de entre 15 a 49 años que se convirtieron en madres del 2016 al 2021, el 33.4% sufrió violencia de ese tipo. Porcentaje que equivale a un total de 134 mil 717 mujeres maltratadas durante el parto.

Verónica puso un alto a la violencia obstétrica; su amiga fue golpeada

Hace 12 años, Verónica cuenta que su amiga acudió al extinto Hospital de San Alejandro en Puebla, para recibir a su primera hija. Sin embargo, desde antes de entrar al quirófano, fue obligada a caminar, pese a tener dolor.

Tras ser ingresada y comunicarle que su bebé nacería por cesárea, compartió que se fue la energía eléctrica. Pero para evitar que su amiga se durmiera, fue “cacheteada” en múltiples ocasiones por la doctora que la atendía. Al día de hoy, a Verónica le parece desconcertante que esa práctica hubiera sido la ideal.

Ya la habían metido a sala, de ella fue cesárea y se fue la luz. No sé si fue para que no se durmiera, pero la doctora la empezó a cachetear”.

En el caso de Verónica, compartió que hace 11 años acudió al Hospital de la Mujer, lugar conocido por “tener muchos practicantes”.

Derivado de esta situación, indicó que eran constantes e incluso atosigantes las visitas del personal médico. Por lo que molesta de pedirle que se descubriera para ser examinada por todos, exigió respeto y que le dijeran si sería atendida.

Sin embargo, a otras mujeres que, como ella, esperaban a sus hijos y que estaban solas o eran foráneas, “no les quedó más que aguantarse”.

Yo le dije a la doctora ‘dígame si me voy a aliviar, a mí no me gusta que me estén manoseando’. Lo primero que te dicen es ‘abra las piernas’ y ahí te tienen como de exhibición, mientras todo el mundo pasaba”.

Madres solteras deben afrontar la violencia obstétrica

La amiga de Susana, una mujer madre soltera, se enfrentó a la violencia obstétrica hace siete años, cuando recibió a su primogénito en un hospital de Puebla.

Susana comentó a CENTRAL que a su conocida le realizaron una exploración, práctica conocida también como tacto, en 15 ocasiones.

Aunque en algún momento ella argumentó a los médicos que su bebé venía en camino, fue ignorada y minimizada al decirle “que no fuera chillona”.

Fue en el Hospital General del Norte, cuando aún era Seguro Popular y se sintió muy mal, era su primer bebé. Ella no conocía y ahí sólo dejaban entrar a la mamá o al esposo, pero ella es madre soltera”.

Por otro lado, en el Hospital General del Sur “La Margarita”, la vecina de Nancy y otras mujeres en su misma situación, fueron agredidas por enfermeras. Quienes les gritaron que “estaban buenas para abrir las piernas”, pero no para dar a luz a sus hijos.

Una vecina se fue al Seguro Social de La Margarita, sufrió, sobre todo de parte de las enfermeras que son las que las cuidan y las están viendo. Les hablan de manera grosera”, dijo.

Aunque en menor medida, violencia obstétrica también se presenta en clínicas particulares

Vía redes sociales, Aby compartió su experiencia a CENTRAL al convertirse en madre de su primera hija. Aunque prefirió omitir el nombre de la clínica de Puebla donde fue atendida, comentó que desde su llegada vivió un sinfín de irregularidades. Entre las cuales, no sólo fue violentada o denigrada, sino que su menor corrió riesgos, pues su ritmo cardiaco estaba acelerado. Pero también, la placenta estaba en segundo grado y había perdido líquido amniótico.

Previo a esto, dijo que le realizaron doble tacto, a pesar de estar programada para una cesárea de emergencia, al nacer su hija 15 días antes de lo programado. Misma en la que estuvo a punto de desangrarse y se desmayó.

No obstante, fue culpada de las condiciones en las que su bebé nació, al decirle que:

no me había cuidado, que no sabía ni parir, que de seguro ni amamantar iba a poder”.

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Después de su experiencia, supo que el médico que la atendió fue dado de baja y que no había sido la única víctima de violencia obstétrica. Ya que, además, era el segundo médico que despedían en ese hospital por la misma situación.

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Claudia Hernández

Claudia Hernández

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la BUAP. Reportera desde 2019 en fuentes de Educación, Cultura, Movimientos Sociales, Religión e Iniciativa Privada en medios de la capital poblana.