“De la resistencia al poder” dijo la hoy vicepresidenta electa de Colombia, Francia Márquez, cuando aceptó la invitación de Gustavo Petro para acompañarlo en la fórmula por la presidencia de Colombia.
Y la historia de Francia justo es una historia de resistencia permanente, desde pequeña se enfrentó a una triple desigualdad, la de ser mujer, ser negra y ser pobre. Francia nació en una zona rural de Colombia, a los 16 años quedó embarazada de un hombre mucho mayor que ella, que la abandonó con su hijo, siendo madre soltera y una adolescente todavía, tuvo que ir a trabajar a las minas de oro de Yolombó y luego emplearse como trabajadora doméstica en Cali, donde vivió en carne propia la explotación y la falta de condiciones laborales dignas de las empleadas domésticas, cuidando a otros niños por una mínima paga, sin poder cuidar al suyo.
Francia Márquez regresó a su pueblo natal y entonces enfrentó al extractivismo, un mal que azota toda América Latina, explotando la tierra, el agua y las energías de los pueblos para ponerlos a disposición de los grandes capitales, la mayoría de veces extranjeros.
Francia luchó y resistió junto a otras aldeas, los embates violentos y jurídicos de quienes querían desviar el agua que alimentaba a sus pueblos, para desviarla a la presa construida para alimentar los sembradíos de agricultores extranjeros.
Su valentía, su coraje, su convicción, y su resistencia en la defensa del territorio y del agua para las comunidades más marginadas de Colombia la hicieron acreedora de premios y reconocimientos por su destacado activismo ambientalista, lo que la llevó a conocer a la gran Angela Davis, quien la acercó al movimiento feminista.
Francia decidió aceptar la invitación de Gustavo Petro para se candidata a la vicepresidencia, espacio desde donde también tuvo que resistir la crítica y las descalificaciones más racistas, más clasistas, más misóginas de un sector amplio de la sociedad colombiana y de sus detractores, que consideraban que solo los expresidentes y titulares del ejecutivo que han estudiado en el extranjero, son dignos para ocupar esos espacios.
Hoy, luego de la segunda vuelta, Francia Márquez le ha ganado al patriarcado, al racismo, al clasismo y al elitismo en las urnas, su victoria es un halo de esperanza para quienes creemos que hay formas de llegar al poder y despatriarcalizarlo, Francia representa un quiebre, una ruptura en un sistema patriarcal que se niega a caer. Que su victoria sea el inicio de una nueva historia para Colombia, donde las mujeres, todas ellas en su diversidad y no como un monolito, tengan una digna, valiente y poderosa representación.