Pues fuimos engañados vilmente. Nos vieron la cara, pues la única bandera que tenía ya se le cayó.
Era solo una máscara, quiere lucrar con el sentimiento, la emotividad, el amor fraternal pero resulta que todo era un espejismo, una historia bien construida.
Fíjense que hace días me contaron la verdadera relación del exgobernador Miguel Barbosa y Julio Huerta, su primo. Y resulta que no es como nos la han vendido, fuimos timados.
Me contaron que en realidad Miguel Barbosa y Julio Huerta no se llevaban, ni se topaban. Se hicieron cercanos en el 2018 cuando Barbosa es nombrado candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.
En aquel tiempo, Barbosa necesitaba gente de su confianza, que le operara ciertas cosas pues no tenía tantas personas en su primer círculo. Fue ahí cuando decidió llamar a su primo Julio.
Hasta ese entonces, el cargo más importante que había tenido Julio Huerta era secretario General del Ayuntamiento de Ajalpan. Además, toda su vida había sido priista, hasta dirigente del expartidazo en dicho municipio.
Pero nunca había salido de ahí hasta que llegó el 2018 y su primo Barbosa. La historia ya nos la sabemos, se convirtió en el hombre de confianza pero todo a su alrededor es un mito.
También me enteré que la mega operación política para la renovación de la dirigencia estatal de Morena y su Consejo Político, fue en realidad estrategia de Barbosa, él hizo todo y ya los demás solo ejecutaron, entre ellos Julio Huerta.
Entonces nunca fueron tan cercanos como ahora quiere presumir el titular de la Segob.
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