Y ahora solo me pregunto ¿a quién le echarán la culpa del fracaso de la operación electoral para la revocación del mandato?

A todas luces la revocación del mandato fue un fracaso. Quien diga que López Obrador ganó y se refrendó como presidente de México los está engañando, es una mirada muy simplista. Tan solo en Puebla participó el 19.6% de la lista nominal, es decir, 925 mil poblanos de más de 4 millones.

Por supuesto, es un fracaso porque López Obrador quería mostrar su músculo político. Ahora, a los primeros que va a culpar será a los consejeros del INE. Como siempre, y muy fácil, prefiere repartir culpas a analizar sus errores y por qué la gente no salió a votar.

Es más, quedó muy lejos de la votación que obtuvo en 2018, lo que significa un voto de castigo para su gobierno y claro que eso le duele. Pero en Puebla, empezarán las culpas y el canibalismo. De nada sirvió la burda y cínica operación de la agrupación social “Que siga la democracia”.

De nada sirvió que los diputados locales violaran sistemáticamente la veda electoral. De nada sirvió el mapacheo, el padrón electoral del INE, los formatos con números de teléfono y domicilios y todo lo que los operadores de la 4T prometieron.

De nada sirvió esa violación sistemática a la Ley Electoral porque en Puebla quedaron muy por debajo de la meta que les impuso el gobierno federal de un millón 500 mil votos, vaya, ni la mitad de esa votación alcanzaron los de la 4T.

Pero ahora se viene lo mejor, ya quiero ver quién será el primero en empezar a repartir culpas. A quién señalarán los de la 4T y lo que yo sé, es que la operación recaía en una sola persona, aquel que se comprometió y que quedó muy rebasado con todo y operadores.

E imagino que después de esto tendrán que dar muchas explicaciones. Claro, después de apuñalarse.