Queramos o no somos promotores de la cultura

Durante mi recorrido por las calles de la ciudad en esta Semana Santa fui testigo de la gran cantidad de tradiciones que derivan de esta celebración, desde las más religiosas hasta las más paganas, todas a final de cuentas un gran legado de historia y cultura.

Miraba a unos trabajadores haciendo mantenimiento a la Catedral y pensaba en la gran responsabilidad que tenemos TODOS de mantener ese gran legado. Este monumento inició su construcción en 1575 y fue concluido en 1768, es decir transcurrieron 178 años desde que se colocó la primera piedra hasta la colocación de la última pieza de la torre sur con la que oficialmente los trabajos terminaron. ¡Imagínese amigo lector muchas de las personas que colaboraron en esa construcción ni siquiera les alcanzó la vida para verla concluida!

En esta reflexión, pensaba en aquella manifestación de algunas feministas que dañaron, afortunadamente muy poco, una de las fuentes principales del Zócalo y meditaba sobre esa acción que sin duda es una afrenta al legado que es responsabilidad de todos mantener al igual que muchas de las tradiciones que hemos decidido no celebrar y con ello no transmitirlas a las siguientes generaciones.

Como mencionaba en el dato sobre la Catedral y la fuente del Zócalo, imagínese la responsabilidad que tenemos de cuidar y mantener estas construcciones que son el resultado de muchas personas que las construyeron pensando en el valor histórico que heredarían y que muchos de ellos ni siquiera pudieron ver concluidas en su vida. ¿Qué pensarían esas personas al ver que nuestra sociedad HOY las pinta simplemente para manifestarse o por ignorancia decide destruirlas?

Debemos ser conscientes de nuestro presente y de la responsabilidad que tenemos en la actualidad con todos estos legados de cultura que hemos heredado de sociedades pasadas.

Conocer nuestra historia para heredar un legado

Es muy grato participar en las tradiciones de Semana Santa (y por supuesto también en otras festividades) tratando, por empatía, de mirar a generaciones pasadas construyendo su propio presente a sabiendas que éste será el legado hacia generaciones futuras con el que tratarán de heredarnos una manera de que nuestras vidas tengan sentido.

Lo triste es no valorar lo pasado, no informarse para conocerlo y peor aun no heredar nada a las siguientes generaciones. Como sociedad tenemos el derecho de transmitir a nuestros hijos lo que queramos, serán ellos quienes por supuesto juzguen esta herencia de cultura y tradiciones, por ello es importante reflexionar ¿qué es lo que transmitiremos a las futuras generaciones? al mismo tiempo de responder ¿de qué manera honrar a nuestros antecesores y el legado que nos heredaron?

Me agradó mucho caminar con mi familia en estos días y hablar sobre ese tema con ellos, créame amigo lector que los recorridos son muy distintos cuando reconocemos el valor de las cosas que nos rodean.

Esta meditación nos permitió no sólo valorar mejor este legado sino hacer consciencia de nuestro presente y de lo que podemos heredar a las futuras generaciones.

¿Cómo comenzar? un primer gran aporte será transmitir lo que ya existe ¿Cómo?, revisando la historia de las tradiciones, los festejos de los barrios, la razón de ser de las construcciones ¡todo tiene un sentido cultural y créame amigo lector que con este conocimiento su visión cambiará e indudablemente se volverá un promotor de la cultura!

Tenemos en nuestras manos decidir si transmitimos, pese a tener un antecedente rico en valores, historia y tradiciones, una cultura de valor o una vacía y sin sentido.

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Daniel Fajardo

Daniel Fajardo

Comunicólogo reconocido por el Ayuntamiento de Puebla como “Poblano distinguido”. Productor de contenidos para espacios de prensa, radio y medios digitales, los cuales utiliza para la difusión de...