México ha celebrado un proceso electoral más en su historia y por supuesto además de hablar del ganador es importante hablar de todo aquello que se puede mejorar para las próximas elecciones.
Sobre todo, uno de los objetivos más importantes será ver la manera de repetir la participación de los ciudadanos que para esta edición fue ejemplar.
La falacia de un México plural
Hoy quisiera compartir con usted amigo lector el tema de las coaliciones y su función casi ridícula en nuestra política.
De todos los partidos “pequeños” que figuran en la boleta bajo la sombra de un candidato que aparece prácticamente en la mitad de la plantilla, ¿ubica usted ya no sólo a un candidato de estos mini partidos sino algún proyecto exitoso? (Sí, tómese el tiempo para hacer memoria de ello)
Partidos que hoy en día simplemente aparecen como un decorado que acompaña las campañas propagandísticas de los “partidos grandes” que poco a poco empiezan a extinguirse también.
No es un tema para tomarse a la ligera y siento que debería legislarse al respecto, recuerdo históricamente su función en el juego cuando poco antes de la elección tenían un contrapeso al unirse a otro partido para lograr una ventaja sobre el rival, posteriormente esta acción comenzó a perder fuerza y el esfuerzo político de estos se enfocó en mantener su registro para finalmente ser lo que son hoy, un decorado en las campañas, una falacia para vender un México plural.
En conclusión, de todos estos partidos políticos en la actualidad no existe un sólo político de peso, ninguna figura que pueda representarles por ende, y como los hemos visto en las más recientes elecciones, sólo sirven para “formar alianzas” y entregar su presupuesto a los partidos “grandes” para dar un estirón más a sus campañas. Por ende me parece lo más lógico que la reducción de partidos sea una acción urgente para la política de México una vez que estos simplemente no tienen una justificación en nuestro sistema.
Sin un proyecto congruente
La clase política ahora le apuesta al mejor postor, lejos han quedado los proyectos que marcaban la diferencia entre los participantes y ese “amor a la camiseta” que cada político tenía hacia su partido. Hoy los podemos ver saltando de partido en partido en cada elección, sin ninguna identidad aprovechando que los ciudadanos también han perdido el interés en estos “sueños” presentados como proyectos que siempre se han quedado en promesas basados en ideologías caducas.
Una razón más que justifica la reducción de partidos, acorralemos a esos vividores y que sean sólo los que tengan el mayor potencial y un verdadero peso político los que aparezcan en las boletas.
Aun así, ¿cuánto tiempo de vida le da a los partidos en México?, creo muy pronto viviremos un proceso de transformación en esta área al observar cómo estas instituciones políticas se han desdibujado, sus líderes son personas populares pero sin un peso real en la política, los candidatos son cada vez menos conocidos, carentes de una trayectoria que valide su capacidad y esto nos aleja de esa madurez política que se necesitará para enfrentar muchos de los problemas que se nos vienen y que hoy en día sólo los países de primer mundo han logrado sortear.
La política en México está a un paso de esa gran transformación y en esta columna amigo lector le propongo algunas de las primeras acciones ¿cuándo se darán?, no lo sé pero indudablemente las cosas tendrán que cambiar por ello más allá de hablar del ganador o perdedor, pongamos sobre la mesa el proceso.
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