No es de ahora; así se ha comportado en los últimos 50 años. Tehuacán es uno de los municipios con mayor efervescencia política.
Sin embargo las figuras que aparecieron en años recientes -léase Felipe Patjane, Artemio Caballero, Pedro Tepole- y los estragos que provocaron terminaron por echar más leña al fuego.
Al margen de la agitación propia de estos periodos preelectorales algunos agentes estatales quieren tomar la ciudad como su centro de negocios.
Como si fuera un cajero automático gigante.
Tehuacán se ha convertido en un codiciado botín por todos los enjuagues que se pueden hacer.
Contratos a modo, falsas licitaciones, asignaciones directas y moches de decenas de millones de pesos bajo la sombra de un Ayuntamiento hundido en la opacidad y la inmundicia.
Controlar el negocio de la obra pública en un municipio con un presupuesto anual de 900 millones es un bocado muy apetecible para varios agentes políticos y empresarios poblanos.
Por ejemplo Leobardo Soto apoya a un sujeto de bajo perfil llamado Miguel Mendoza. Se trata de un ex priista, un perfecto desconocedor del municipio y quien a su vez los sectores sociales también desconocen. No gana una encuesta ni en su colonia.
Por otra parte lo que queda del barbosismo empuja a otro perfil rupestre y grotesco llamado Ediel Alatriste, sobrino de Álvaro Alatriste quien fuera conocido como “El Mostro” de la política tehuacanera. Ediel es otro desconocedor de la administración pública, pero garantiza sumisión absoluta a sus benefactores.
Desde la comodidad del presupuesto Pedro Tepole continúa en el papel de marioneta de grupos empresariales poblanos que dictan la obra pública que está colapsando la ciudad de Tehuacán.
Y así entre tumbos, yerros y pifias camina el proceso interno de Morena.
Los ánimos se atizan por incursiones que ofenden a la militancia y agravian a la sociedad.
Actos déspotas y despóticos; así con ambas connotaciones.
Por ejemplo trasciende que Francisco “Pancho” Cuena, hijo de Olga Lucía Romero Garci Crespo ya tiene amarrada una diputación local. Como si la curul fuera hereditaria.
El único mérito del junior es conducir la camioneta de su mamá en los escasos recorridos que hacía por el distrito.
Hace unos días anotamos que los procesos internos de 2018 y 2021 estuvieron plagados de anomalías, arreglos bajo la mesa y turbios acuerdos.
Todo este contexto desembocó en Ayuntamientos con los mismos vicios; alcaldes y regidores de bajísimo nivel académico y moral; administraciones corruptas, opacas, con oscuros nexos, incluso con grupos criminales.
También apuntamos que Alejandro Armenta tiene una oportunidad histórica en la mano: la de conducir un proceso interno pulcro; que busque a los mejores perfiles; mujeres y hombres preparados, capacitados; ciudadanos verdaderamente comprometidos con sus municipios.
Armenta puede quitarle a Morena Puebla ese carácter de agencia de colocaciones para esbirros que firman contratos a modo.
El caso de Tehuacán es dramático. Si se consuma la reelección de Tepole y la imposición del junior Pancho Cuena, Morena se puede olvidar de 30 mil votos, por lo menos.
Ninguno de los dos agentes perdería la elección porque el PRIAN está hundido en un fango con perfiles igualmente impresentables.
Al final la ola Sheinbaum le dará el triunfo al partido guinda, pero en medio de un alarmante abstencionismo fruto de la decepción y la desilusión social.
En Tehuacán los jerarcas de Morena no son factor de unidad; al contrario, representan posturas arbitrarias; son el rostro de la imposición e intereses mezquinos.
Si la situación continúa en el mismo sentido a aquella intención de obtener 2 millones de votos le pueden restar -por lo menos-, 30 mil sufragios.
Al tiempo lo veremos.
Como siempre quedo a sus órdenes.
X @CupulaPuebla
cupula99@yahoo.com
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